“La 4T siente que es legitimada de una vez y para siempre”.
“Todos buscamos motivos racionales para creer en el absurdo”, Laurence Durrell.
Hace muchos años, siendo estudiante, leí un libro que cayó casi por casualidad en mis manos, “El sitio de Macondo y el Eje Toronto-Buenos Aires” escrito por Alan Paul y publicado por el Fondo de Cultura Económica.
Paul, editorialista del Wall Street Journal según Google Books, analiza lo que siguiendo a Marshall McLuhan llama la “hipnosis sensorial”. Esta “ceguera” sería producida por la visión de túnel que provoca el centrarse en un determinado enfoque o en una determinada perspectiva. Pone como ejemplo extremo el que antes de utilizar una ”fresa dental”, el dentista hace que el paciente escuche un fuerte ruido dirigido precisamente a bloquear el tan temido sonido de la “fresa”, gracias a lo cual el paciente no se da cuenta de que ésta será utilizada.
En contraposición señala cómo el personaje de Úrsula, en “Cien años de soledad”, a medida que va perdiendo el sentido de la vista gana en sus otros sentidos, llegando a parecer que tiene un “sexto sentido”.
Esto viene a colación porque parece que en el actual momento político que vive el país muchos de los actores políticos y de los comentaristas de la vida pública del país, no todos hay que decirlo, sufren precisamente de esa “ceguera” provocada por la forma en que antes se hacía política en el país.
Anteriormente, el sistema hacía que los gobernantes, nacidos todos de un partido que surgió en el poder y que no llegó a este debido a alguna elección democrática, buscaban legitimidad, ya que el poder lo tenían.
Hoy, un poder surgido de una elección que ofreció un resultado contundente en favor de Morena, asume que esa legitimidad le alcanza de una vez y para siempre, es decir, que los 30 millones de votos obtenidos en 2018 le sirven para justificar todo lo que haga, independientemente de si esos votos se repiten en posteriores elecciones o no.
Como lo he dicho en otros escritos, sienten que no tienen un pecado original por lo cual no deben buscar la legitimidad en que se afanaban los políticos del PRI o del PAN, ya que ellos son legítimos por definición.
Una vez que se estableció esa legitimidad, asumen los miembros de la 4T, no tienen la necesidad de justificar ninguno de sus actos, sean cuales sean, inclusive hablar abiertamente de pactar con el narco, por cierto una idea que Zepeda Patterson deslizó en alguna de sus novelas pero en esta asumida por el anterior partido hegemónico.
Así pues, que los políticos de la hoy oposición no entiendan esta situación se traduce en tratar de evaluar y confrontar a la 4T en un contexto que, desde la perspectiva de esta, ya no existe.
Ahora bien, si toda acción está avalada por 30 millones de votos, ¿cuál puede ser el límite para esa legitimidad? Desde la perspectiva de los ganadores de esa elección: ninguno. Y en esas estamos.
Quizá por eso deberíamos cuestionarnos esa frase que dice “lo que se ve no se juzga” y pensarlo dos veces, quizá por no juzgar nos estamos perdiendo de una realidad y dando palos de ciego en otra.
Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx.
Juan Palacios
JUAN PALACIOS es educador de profesión, periodista por vocación. Editorialista en La Moneda, ABC, El Porvenir y Radio Alegría, en Monterrey.