En esta ocasión te platico de la primera pelea de box profesional que se realizó en nuestra hermosa ciudad de Saltillo.
La pelea de box fue entre el saltillense Ignacio Cerecero, quien vivía en el barrio de Landín, y Humberto Cid González, saltillense por adopción, quien era oriundo de Las Esperanzas, Mineral del Múzquiz, Coahuila.
Ambos peleadores vivían en Saltillo, ambos boxeadores habían hecho carrera boxística, los dos pugilistas tenían fama de ser muy buenos, ambos tenían aficionados. De hecho, la pelea se concretó gracias a que los Saltillenses que estaban a favor de Cerecero elaboraron unos volantes con una pelea ficticia entre ambos, ocasionando que los que estaban a favor de “El Relámpago” reaccionaran y le sentenciaran que, a pesar de tener menos tamaño, peso y experiencia, el Cerecero era un barbaján y él no, enfatizando que tenía que pelear contra él y darle una lección.
Los ánimos se caldearon. Por un lado, los fanáticos de Cerecero afirmaban que éste era un digno represente mexicano pues había ya peleado en los Estados Unidos, afirmando que Humberto Cid era un afeminado. Por su parte, quienes estaban del lado de “El Relámpago” aseguraban que el del barrio de Landín era un “mugroso”.
El lugar del encontronazo fue la Plaza de Toros “Guadalupe”, por cierto, la plaza debía su nombre a que fue edificada en el lugar donde había una plaza pública llamada “De Guadalupe”, y fue inaugurada el 15 de noviembre de 1896.
Pero volvamos a la historia, a la historia de los derechazos, ganchos al hígado y más.
La pelea de box, la cual sería la primera que se presentaría en Saltillo a nivel profesional, se pactó para realizarse el domingo 18 de noviembre de 1923, precisamente el día en el cual nació Alan Shepard, el primer norteamericano en salir al espacio exterior. Ese día cayó una torrencial lluvia en nuestra ciudad, ocasionando que la tan esperada pelea se pospusiera para el siguiente viernes 23 del mismo mes.
Llegó el día, Humberto Cid González “El Relámpago”, pesando 60 kilogramos y con menos de 16 años de edad, se presentaba con un pantaloncillo oscuro, mientras que Ignacio Cerecero, quien tenía un peso de 72 kilogramos, se presentó vistiendo un pantaloncillo blanco, el tercer hombre en el ring fue Samuel Ortega, quien fungió como referí. La pelea era a 12 asaltos.
Aseguran que, al chocar los guantes, antes de la primera campanada, el referí volteó a ver al Relámpago con algo de tristeza, pues el oponente, el del barrio de Landín, se veía imponente.
La pelea llegó hasta el séptimo asalto, en el cual Humberto, alias “El Relámpago”, le dio un golpe con su mano izquierda a Ignacio Cerecero, quien dobló las rodillas, cayó a la lona y le dieron la cuenta de 10.
A pesar de que el box es un deporte demasiado longevo, pues la primera pelea se llevó a cabo en 1681, pasaron casi dos siglos y medio para que esta ciudad, tierra del sarape, pan de pulque y matachines, tuviera la primera pelea profesional de boxeo.
Es cierto que hay muchas historias del box en nuestra ciudad, pero la primera es ésta que te acabo de contar.
Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx.