La senadora de Chihuahua Andrea Chávez gasta cerca de 10 millones de pesos al mes en desplegar camiones de la salud en Ciudad Juárez y Delicias, como parte de su precampaña para convertirse en Gobernadora de dicho estado.
Ella afirma que son donaciones de la iniciativa privada, lo cierto es que se trata de un contratista cercano a Adán Augusto López, político cercano a Andrea, lo cual ha propiciado un gran debate, en el que ya participó incluso la Presidenta Claudia Sheinbaum.
No es la primera vez que un político despliega una gran cantidad de recursos para su promoción, lo que ha llamado la atención es que se trata de una militante de MORENA, un partido que ha tenido como una de sus banderas la austeridad y que al menos en el discurso desprecia que los grandes contratistas den donaciones, a cambio de beneficios futuros, o como pago de los pasados, aunque en gobiernos del propio MORENA, esto ya es una constante.
El caso es que el debate gira en torno a si es debido invertir grandes cantidades de dinero en beneficios sociales privados, para posicionarse para un cargo público.
Los defensores de Andrea sugieren que lo importante es que la población reciba las ayudas, pero si fuera el caso, la iniciativa privada bien podría ofrecerlos sin promocionar a Chávez, el problema es que van ligados.
Mientras que los detractores señalan, con razón, que este tipo de donaciones ni son legales, ni van acorde al decálogo de MORENA, al contrario, generan una contienda desequilibrada, en donde quien más gasta, es quien tiene mayores preferencias, algo parecido a lo que sucede en los Estados Unidos, en donde las campañas gastan muchos millones provenientes de donantes y de grandes intereses.
Casos como el de Andrea Chávez lo que nos demuestra es que no importa el partido, ni la corriente ideológica, la política tiene vicios muy arraigados que se repiten en todas partes y la austeridad está en el discurso, pero rara vez la encontramos en la práctica.
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