Arnulfo González nació en Villa Unión, Coahuila, en 1903. Desarrolló sus años mozos trabajando en labores agrícolas en el rancho familiar llamado «El Pitacoche».
A los 19 años su padre le compró un autobús para que trasladara pasajeros y mercancías de Nueva Rosita a Allende, en territorio coahuilense.
Esta zona carbonífera estaba caliente por la presencia de policías rurales militares.
El Teniente Mayor era Braulio García, originario de Chihuahua, tipo muy déspota y sanguinario.
Por tal motivo su hermano Eliseo González le regaló una pistola escuadra calibre .38 para que se cuidara por los caminos que transitaba.
Arnulfo tenía a su novia en Nueva Rosita. Se llamaba Rosario Arellano, y acudía los domingos a verla en la nevería que se ubicaba en la calle Juárez, propiedad de don Pedro Salazar.
Ahí fue donde el mayor de los rurales molestaba a su novia y surgió la escena de celos de Arnulfo, quien se acercó diciéndole «así no se trata una dama». El Mayor que era hombre prepotente, saca su pistola .45 y le da tremendo cachazo a Arnulfo, que lo derriba.
Se da la vuelta dejándolo tirado. Arnulfo le grita: «No se vaya, ‘amigo’, falta mi contestación».
Se detiene el Teniente con pistola en mano, quiso madrugar… pero Arnulfo ya tenía su .38 en la mano y le dio tres tiros al Teniente, cayendo éste mal herido.
El valor iniciativa y coraje de Arnulfo lo hicieron vencedor, se encaminó hacia su novia Rosario, cuando el Teniente le dijo: «Oiga ‘amigo’, no se vaya ¡acábeme de matar!».
Arnulfo se regresó a darle un tiro en la frente, nunca vio el arma empuñada del Teniente y éste le pegó un tiro en la cabeza, cayendo al instante al piso.
Esto sucedió el 30 de Julio de 1925, cuando Arnulfo apenas tenía 22 años de edad.
Así termino la historia amarga cruel e injusta de un joven que se hizo justicia con su valor y arrojo… que cayó víctima de la traición y su confianza.