El avance del proyecto morenista para controlar el estado siembra el temor de un poder autoritario y transexenal centrado en AMLO.
Sus contrapesos fueron arrasados desde el 1 de julio de 2018. Uno tras otro, cayeron los partidos políticos, las cámaras empresariales y la iglesia católica. Las organizaciones de la sociedad civil no alcanzaron a decir ni pío.
De ahí las preguntas: ¿Dónde están los contrapesos para regular y acotar el paso desorientado pero frenético e implacable de la 4aT? Silencio.
Ese silencio impotente subraya el cambio de narrativa política impuesto por AMLO para definir el nacimiento de cualquier oposición en su contra: ésta requiere reinventarse y ser atractiva a las mayorías, integradas por los mexicanos más pobres, a partir de un compromiso colmado de esperanza y certidumbre.
Esta oposición rebasaría a AMLO por la izquierda; con una visión progresista, democrática e incluyente, y desnudaría así, su populismo conservador, autoritario y polarizante.
De otra manera imposible.
¿Pueden los partidos políticos, el empresariado y la Iglesia Católica reinventarse y comprometerse a partir de esa visión con los mexicanos olvidados por la sociedad y por la historia? Muy difícil.
Ellos están impedidos por sus intereses, políticos y económicos, nutridos y enriquecidos a lo largo del tiempo.
Pero 10 mujeres asesinadas cada día durante 2019 han catapultado un movimiento de mujeres, llamado a ser, sin distinción de clase, escolaridad, edad o región, el mayor contrapeso al proyecto morenista en el futuro.
Éste surge por el desamparo e indiferencia del Estado representado por AMLO ante la irracional violencia contra ellas; y para desde su abandono espetarle: “Este 9 de marzo pararemos el 40% de la economía, que perderá 26 mil millones de pesos».
«Sólo para recordarte AMLO, qué no queremos tus sermones y decálogos, sino políticas públicas con perspectiva de género que detengan nuestra muerte cada día. Y también, para demostrarte que somos más fuertes de lo que imaginas: ¡que no estamos solas y somos un chingo!”.
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