Durante la Edad Media, mis ancestros europeos sobrevivieron a la Peste Bubónica, una de las pandemias más letales del mundo pre-moderno.
En el Siglo XVI mis ancestros indígenas del valle central de Mexico sobrevivieron a las pandemias desencadenadas por la Conquista Española, sobre todo la Viruela Negra. Debido a esta guerra bacteriológica involuntaria, la conquista de las Américas representó la peor catástrofe demográfica de la época moderna.
A mediados del Siglo XIX, mis antepasados de la Ciudad de México sobrevivieron a una epidemia de Cólera letal.
Durante la Revolución Mexicana, mis bisabuelos sobrevivieron a una epidemia mortífera de Influenza Española.
Y en mi tiempo en este mundo, he esquivado la epidemia de H1N1 y otras de cuyo nombre ni me acuerdo.
Epidemias van, epidemias vienen. Pero venir de una ascendencia que ha pasado por tanto hace que el famoso coronavirus no me inspire ningún miedo.
Y si acaso me toca (porque cuando te toca ni aunque te quites y cuando no te toca ni aunque te pongas), pues ni modo, ya le tocaba a alguien de mi estirpe!
Realmente lo único que me preocupa de esta crisis es que los sistemas de salud del mundo, carcomidos por la lógica neoliberal, no tienen la más mínima capacidad para hacer frente a una pandemia global.
Adela Cedillo
Doctora en Historia de América Latina por la Universidad de Wisconsin-Madison Es licenciada en Historia y maestra en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha publicado artículos en revistas indexadas y de divulgación y capítulos en obras colectivas sobre la guerra sucia mexicana, las organizaciones armadas revolucionarias, los derechos humanos y la guerra contra las drogas.
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