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AMLO y los medios

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) anuló los pactos de impunidad que blindaban a los presidentes en los medios de comunicación a cambio de contratos, privilegios y favores. No significa que mucha de la crítica responda a la reducción del 50 por ciento en el gasto publicitario, lo que implica un ahorro de más de 4 mil millones de pesos anuales; tampoco que haya información falsa, tendenciosa o malintencionada. La 4T brinda materia de sobra para el cuestionamiento, y AMLO atiza el fuego al enfrentarse con los medios y descalificar a quienes discrepan de sus datos y puntos de vista.

Los “mass media”, columnistas e intelectuales fueron instrumentos del poder político y económico para bloquearlo en las elecciones de 2006 y 2012 e incluso en la de hace dos años. Sin embargo, ajustar cuentas a estas alturas es inútil y dañino, pues sólo abona a la discordia. Además, la ciudadanía castiga a los medios y periodistas manipuladores y oficialistas al dejar de consumirlos y buscar otras opciones para informarse. Contra ese vasto sector de la prensa también votaron los ciudadanos en las presidenciales de 2018, apoyados en las redes sociales, donde pueden interactuar y generar noticias.

No obstante, sin medios y periodistas críticos y comprometidos, cuya labor ha contribuido a cimentar la democracia en nuestro país, difícilmente AMLO habría ganado la Presidencia. En el clima de disrupción política y encono actual, aun analistas lúcidos y respetables –el servilismo y procacidad de los mercenarios se explican solos– se han volcado contra el Presidente y la 4T. Sus críticas son inteligentes y muestran una preocupación genuina por el futuro del País, pero ni remotamente dedicaron tanto espacio, en tan poco tiempo, a denunciar la corrupción y los excesos del Gobierno de Peña Nieto. Ricardo Raphael, Eduardo Huchim, Jorge Zepeda Patterson y Jorge Volpi figuran entre los más equilibrados.

Columnistas al servicio del viejo régimen perdieron contratos; y otros, ingresos por asesorías. El presupuesto en publicidad se asignaba más con base en el “bluf” que en la credibilidad o penetración del medio o del periodista. Según el semanario de investigación Contralínea, el Gobierno de Peña Nieto pagó 290 millones 352 mil pesos a Ankla Comunicación, Plataforma Digital Joaquín López Dóriga, Astron Publicidad y Premium Digital Group, del exconductor estrella de Televisa.

La firma Comunícalo, S.A. de C.V. facturó 28 millones de pesos en el mismo sexenio, dice la revista. La empresa pertenece a Ricardo Alemán, uno de los peores denostadores del Presidente; incluso ha pedido su renuncia. En la campaña de 2018, el columnista publicó un tuit provocador: “A John Lennon lo mató un fan. A Versace lo mató un fan. A Selena la mató un fan. A ver a qué hora chairos”. La incitación provocó repudio generalizado.

“No tengo memoria, en mis 68 años de vida, de un Gobierno y un Presidente de México que haya sido objeto de un ataque tan virulento, masivo y sistemático por parte de los medios de comunicación y los periodistas como lo es ahora, y lo fue antes de tomar posesión, Andrés Manuel López Obrador”, dice el periodista y productor Epigmenio Ibarra en su columna de Milenio Televisión (20.11.20). “Para López Obrador, el ser víctima de un linchamiento mediático no es algo nuevo. (…) Con millones de líneas ágata y miles de horas en radio y televisión en su contra, ha pagado el haberse convertido (hasta derrotarlo en las urnas) en un peligro para el régimen corrupto”, advierte.

Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx.

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