Grupos de abigeos rondaban los campos de Linares robando ranchos y matando ganado con el solo fin de aprovechar el cuero de las reses.
Rosendo Serna, bragado y valiente Comandante que fue contratado por los hacendados a fin de evitar estos latrocinios. Lejos estaban todavía los dueños de la tierra del infierno que vendría dentro de unos cuantos años, cuando viene en cascada la exigencia del reparto de la tierra de las haciendas.
En consecuencia, en ese año de 1919 vuelve la confianza entre los dueños de la tierra. Entre ellos se encuentran Tomás Tamez, Manuel Gómez Camacho, Jesús de la Garza y socios, Vital Garza Elizondo, Alberto J. Echavarría, W. Hebert, Jesús Ma. Valderrama, Manuel Segovia, Jesús Garza Chapa, Tristán Guerra, Lauro Galván (El Fresno y Los Álamos), Remigio Rojo e hija (dueños de la Hacienda de Guadalupe), Alfredo y Francisco Garza Meléndez (Gatos Güeros), Carlos E. Tamez, (Purísima de Conchos), Juan E. Martínez, Primitivo Treviño, el Dr. Joaquín Benítez, Jesús Garza Ríos, Salvador E García (Hacienda Camacho).
1919 es el fin de la contienda nacional entre peones y hacendados, que fue el marco violento de la Revolución Mexicano, en los tiempos que todos los hacendados de Linares toman el acuerdo de cooperar con 900 pesos mensuales para cubrir el gasto de las FUERZAS RURALES, al mando del Comandante Serna.
Además se encargaban los rurales de atemperar los incipientes problemas que se presentaban entre los aparceros y los dueños de la tierra. Lo peor estaba por venir a partir de 1924.
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