El movimiento para obligar a la Federación a entregar más dinero a los estados no prendió, entre otras razones, porque la atención nacional está centrada en la pandemia y la emergencia económica por el coronavirus. Poner sobre la mesa la discusión de una vieja y plausible demanda, cuando el país entraba en la fase de mayor propagación, fue una mala jugada. La política, el deporte, los espectáculos y otras actividades han pasado a segundo o tercer término; la prioridad consiste en salvar vidas.
A escala regional, la tentativa -hiperbólicamente presentada como «rebelión» contra el presidente López Obrador- recibió tintes heroicos y sirvió para adornar con coronas de laurel las sienes de los vencedores de una guerra no librada. Sin embargo, en el plano nacional, la repercusión fue mínima e incluso algunos analistas la criticaron por extemporánea. René Delgado, en su columna «Sobreaviso», evalúa a los gobernadores, incluidos los de Morena: «Unos cuantos se salvan, pero todos dan pena ajena («Mediación en el barullo», Reforma, 18.04.20).
»Ahí están los que consideran que este es el momento indicado para replantear el pacto fiscal, a sabiendas de la imposibilidad de llevarlo ahora y del peligro de balcanizar a la República. La costumbre de recibir recursos sin recaudarlos les quita el sueño. Y, cosa rara, el michoacano Silvano Aureoles se cayó de la cama y ha despertado. (…) La oposición, por su parte, celebra la caída de la preferencia electoral de Morena (encuesta de El Financiero, 13.04.20), pero calla un detalle: la pérdida de Morena no supone ganancia para ella. Crece el descontento ante los partidos, el hartazgo ciudadano. Y, como extra, la oposición panista y priista carece de liderazgo y articulación en su actuación».
El fogoso Alcalde de Saltillo, Manolo Jiménez (PRI), aprovechó el momento para profesar su lealtad al gobernador Miguel Riquelme y sugerirle cruzar el Rubicón: «Quiero decirle que si llegan ustedes a la conclusión de que si por el bien de Coahuila hay que cambiar o hay que exigir el tema relacionado con el pacto fiscal federal; si hay que, incluso, salirnos de ese pacto para que Coahuila y Saltillo se queden con lo que generan. Porque así tendríamos el doble o el triple del presupuesto» (El Diario, 14.04.20).
El delegado federal Reyes Flores Hurtado replicó: «Dígale a los coahuilenses que lo que más daño le hace al estado es una deuda irresponsable que Ud. votó a favor cuando fue diputado (…). Este año por ejemplo solo para intereses de #MegaDeuda se destinaron 3 mil 375 millones 850 mil 850 pesos», publicó en Twitter con la etiqueta #Coahuila dirigida al gobernador Miguel Riquelme y al joven alcalde.
El 18 de abril, a través de la misma red, Jiménez mensajeó: «(…) Es una injusticia que lo que aquí se genera se vaya a proyectos como Dos Bocas, Tren Maya y Santa Lucía. A Coahuila y a Saltillo, lo que les corresponde. Nos sumamos a la petición para que se reforme el pacto fiscal #Saltillo #Coahuila #México».
Esta vez, la réplica -irrefutable- vino del abogado Gerardo Pérez y Pérez: «Falso dilema; los impuestos recaudados son federales y los estados coadyuvan a su recaudación y reciben el porcentaje fijado en la ley. Mejorar capacidad recaudatoria de Estados y municipios es la alternativa inmediata».
Parturient montes, nascetur ridiculus mus (Parirán los montes, nacerá un ridículo ratón), escribió Esopo, citado después por Horacio.
Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx.