Me agradaba más Andrés Manuel López Obrador cuando era oposición, estoy seguro que hubiera alzado la voz, como lo hizo muchas veces, en contra de la militarización de las tareas de seguridad pública: Lo mismo criticó con justa razón a Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, por involucrar a las fuerzas armadas en patrullajes, en combate al crimen organizado y delito común, hoy en cambio, se ha convertido en lo que él y los suyos tanto criticaron.
Lejos queda el llamado a que los militares regresen a los cuarteles, aún cuando en el artículo 5 transitorio de la reforma constitucional por la cual se crea la Guardia Nacional establece un plazo de 5 años para el retorno de los militares a los cuarteles, es decir, el 26 de marzo de 2024, pero en realidad, nada se ha hecho para hacer posible el retorno.
Lo que deberíamos observar, es una apuesta para el fortalecimiento de las capacidades institucionales de las policías civiles, en especial, de las locales, sin embargo, lo que muestra el decreto emitido es la propensión por descargar la seguridad en personal con formación militar.
Aunque se aparenta una subordinación frente a los mandos civiles, lo cierto es que la mayoría de la estructura superior de la Guardia Nacional es militar, la mayoría de los elementos mantiene sus plazas como militares, por lo que no existe la certeza para los ciudadanos, de algo que mas bien resulta obvio, la Guardia Nacional es el ejército con ropas civiles, pero además, el nuevo decreto permite que las fuerzas armadas intervengan directamente en tareas de seguridad, dicho de otra forma, ni siquiera resulta necesario ya recurrir a los disfraces o simulaciones.
Si este decreto lo hubiera emitido un gobierno anterior, las voces críticas desde MORENA no se hubieran dejado esperar, de hecho, muchas veces protestaron por propuestas menos invasivas. Muchos ciudadanos seguimos alzando la voz, porque la militarización nos parece grave independientemente del partido en el poder, pero en cambio y a pesar de haberlo prometido en campaña, Andrés Manuel López Obrador modificó su opinión en cuanto llegó al poder y ahora por arte de magia, a todos sus simpatizantes les parece una necesidad y la única vía para la pacificación del país.
El problema de fondo es que no existe ninguna evidencia, que soporte la afirmación de que la militarización de las tareas de seguridad ayudará a pacificar el país, por el contrario, prácticamente toda la evidencia disponible apunta en otro sentido, que la militarización ha incrementado la violencia, ha multiplicado las violaciones graves a los derechos humanos y propicia más homicidios.
Es decir que, en resumen, López Obrador está recorriendo el mismo camino que su antecesores, o más bien, está profundizando los mismos errores de los gobiernos anteriores, redoblando una estrategia que de antemano sabemos no lleva a la solución del problema, de hecho, a pesar de que él ha afirmado una y otra vez que su estrategia es diferente, en lo esencial, se trata de la misma.
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