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El suicida en la Catedral

En esta ocasión te platico de un hecho que conmocionó a todos los habitantes y visitantes de esta hermosa Ciudad de Saltillo en el no tan lejano año de 1975.

El 3 de abril de 1975 la ciudad estaba tranquila, el bullicio era poco y en el Centro Histórico los paseantes aprovechaban para hacer compras en el Mercado Juárez, era común que los visitantes recorrieran el Teatro García Carrillo, la Plaza de Armas, con su palacio y por supuesto nuestra hermosa Catedral de Santiago del Saltillo. Se podía ver a varios niños corriendo por supuesto persiguiendo palomas.

Un grupo de personas entraron a la Catedral por la puerta de la calle de Juárez, pero de ese grupo uno, un hombre se separó para subir la torre sur por unas escaleras de caracol. Todo esto lo vio un oficial de tránsito, quien no prestó más atención hasta que se dio cuenta que esa misma persona ya se encontraba arriba de la torre, en la corniza.

El Heraldo de Saltillo publicó que dos agentes de tránsito se acercaron para convencerlo de no saltar al vacío, otros medios dijeron que fue un elemento de la Policía Judicial. Lo que sí señalaron igual fue que el sujeto desconocido había sentenciado: “Acompáñame para que juntamente conmigo sientas lo que es morir”.

Mientras todo esto sucedía, la gente empezó a acerarse, unos para ayudar, otros por morbo y algunos para dar aviso, como un niño que corrió a la fonda “Las Playas”, ubicada atrás de Palacio de Gobierno, entrando y gritando lo que sucedía.

Entre los comensales estaba el chihuahuense, Adolfo González, saltillense por adopción de oficio fotógrafo, quien rápidamente tomó camara, chisqueando de molestia pues no tenía rollo, y aprovechando que su acompañante Efrén Lara se había levantado al baño, tomó el equipo fotográfico de éste y salió corriendo rumbo al atrio de la Catedral.

Así, Adolfo logró una secuencia magistral de tres fotografías, en las que se puede observar cómo el suicida –hasta ese momento desconocido– está en la cornisa de la torre, cómo va cayendo al vacío y después ya sin sin vida, el cuerpo yace en el piso.

El caso del suicida desconocido se turnó al MP, específicamente con la Lic. Armandina Rodríguez Gil. El nombre del desconocido era Crecencio Gómez Hernández, oriundo de León, Guanajuato. Traía consigo además de unos cuantos pesos, 30 dólares y un trozo de papel con el nombre de Mary Silving y una dirección de Orange, Texas.

Esta es la historia de un fuereño que llegó a esta hermosa ciudad y decidió quitarse la vida, lanzándose al vacío desde la torre de nuestra Catedral. El motivo nunca se supo, pero lo que sí sabemos es que Adolfo González, el fotógrafo, ganó el premio Premio Nacional de Periodismo, otorgado por el Club de Periodistas de México, y si se pregunta por el cuerpo, ése, ése nunca fue reclamado.

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