LOS INFORMES DE GOBIERNO MUNICIPAL son rito obligado para la ciudadanía nuevoleonesa desde tiempos inmemoriales; los Alcaldes Mayores de nuestros pueblos informaban al Gobernador del Nuevo Reino de León en detalle los movimientos económicos que se daban en su ínsula.
Generalmente se referían a los encuentros con las belicosas naciones de indios chichimecos que a poco entraban en el mundo de la civilización, para así dejar atrás su vida de nomadismo y de barbarie.
Se hacía recuento de los enfrentamiento en donde generalmente había bajas en ambos bandos, pero lo sustancial del informe rendido a la superioridad de Gobierno se refería al movimiento económico de la región, referente al cultivo de la caña de azúcar y la manufactura de piloncillo.
Así como la venta de caballos y mulas de mucha importancia en ese tiempo.
En el Siglo XXI los informes no tiene ahora el sabor de años atrás, en donde después de los eventos protocolarios del informe, venía el convivio ofrecido por el Alcalde.
En 2020, el fuego de la pasión política tiene ya otros foros, y no necesariamente debe ser el Informe de Gobierno, cuyo documento queda ahí, en el Archivo Municipal, para futuras crónicas que se escribirán seguramente en los años que vienen.
CONFINAMIENTO
El retiro en casa no cesa. Aquí estamos refugiados con la esperanza que mañana se anuncie la autorización del uso de la vacuna contra el coronavirus.
De Linares llegan noticias que han sido contagiados 769 cristianos, un número considerable de fallecidos que espanta en ese universo de familias que estaban ausentes del miedo a las epidemias, pero ésta llegó silenciosa y ahí está ese número creciente de contaminados, y rogando a Dios para que no haya más víctimas.
Ya algunos lugares han dado paso libre a la convivencia en parques y lugares de esparcimiento con medida, con control sanitario. Los que somos más optimistas declaramos que se ve la luz al final de este túnel de muerte que ha causado la pandemia.
Hagamos votos para que así sea.
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