Hay una enorme coincidencia entre el culiacanazo y el golpe de Estado suave en Bolivia.
En el primer caso, lo que hicieron los paramilitares del cártel del Pacífico cuando supieron que Ovidio Guzmán había sido detenido es ir a las casas de los militares (cuya ubicación sabían por sus nexos con el Ejército y la Inteligencia Militar) y amenazar con incendiarlas, y también tomaron como rehenes a ocho militares.
En el caso de Bolivia, la ultraderecha fue a casas de los funcionarios del MAS y amenazó con incendiarlas, tomaron como rehenes a algunos funcionarios públicos y amenazaron a otros líderes del MAS con matar a sus familiares.
En ambos casos se produjeron resultados inmediatos, AMLO ordenó que liberaran a Ovidio y Evo renunció a la Presidencia.
La coincidencia es perversa porque se trata de una táctica contrainsurgente que se enseña en escuelas militares.
Antes había un código básico de respetar a población civil que no estaba presente en el teatro de guerra. La norma cambió, ahora se vale agredir a las familias «fuera del teatro de operaciones» como mecanismo de chantaje o para derrotar al enemigo.
O mejor dicho, la ubicación de la familia enemiga se convirtió en el teatro de operaciones.
Esta norma la introdujeron los paramilitares del narcotráfico, quienes empezaron a castigar a las familias para vengarse de sus rivales.
Lo vimos clarisimamente en el asesinato de la familia LeBaron, pero es una práctica que comenzó cuando mataron salvajemente a la familia del narcotraficante apodado «El Güero» Palma, en 1990.
Y curiosamente son los ejércitos legalmente constituidos los que copiaron esta técnica de terror a los paramilitares.
Adela Cedillo es Doctora en Historia de América Latina por la Universidad de Wisconsin-Madison Es licenciada en Historia y maestra en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha publicado artículos en revistas indexadas y de divulgación y capítulos en obras colectivas sobre la Guerra Sucia mexicana, las organizaciones armadas revolucionarias, los derechos humanos y la guerra contra las drogas.
@Eliseirena
Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autora, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx.
Adela Cedillo
Doctora en Historia de América Latina por la Universidad de Wisconsin-Madison Es licenciada en Historia y maestra en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha publicado artículos en revistas indexadas y de divulgación y capítulos en obras colectivas sobre la guerra sucia mexicana, las organizaciones armadas revolucionarias, los derechos humanos y la guerra contra las drogas.
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