Los legisladores de México aprobaron un proyecto de ley para legalizar la mariguana recreativa, un hito para el país, que está inmerso en una guerra contra las drogas y podría convertirse en el mayor mercado de cannabis del mundo, lo que deja a Estados Unidos entre dos vecinos vendedores de marihuana.
La votación en la Cámara de Diputados, 316 a 129, se produjo más de dos años después de que la Corte Suprema de México dictaminó que la prohibición de la mariguana recreativa en el país era inconstitucional y más de tres años después de que el país legalizó el cannabis medicinal.
La cámara aprobó la ley en términos generales antes de pasar a una prolongada discusión de las posibles modificaciones presentadas por distintos legisladores de manera individual. (nytimes.com)
Ante tal hecho consideré pertinente recordar aquella carta de advertencia que en 2018, en el marco del proceso de legalización canadiense de la mariguana, redactó Thomas Fuller, el corresponsal del New York Times que ha cubierto la legalización de la mariguana en California.
En tal epístola, el periodista ofreció algunas sugerencias sobre lo que sus vecinos del norte podían esperar o aprender sobre el proceso y que ahora nos podría ser útil analizar a los mexicanos.
Querido Canadá: están en un paseo salvaje, inicia diciendo Fuller. Han sido 10 meses desde que la mariguana con fines recreativos se convirtió en legal en California, y mi bandeja de entrada aquí en San Francisco se llena cada semana con correos de empresas que ofrecen nuevos productos. Hay cannabis roll-on analgésico, agua con gas infundido con mariguana, cannabis para mascotas.
Invitaciones a salones de cannabis y a tours temáticos referentes a la historia de la mariguana en San Francisco. ¨Infusión¨ de cannabis, que parece ser la palabra de elección en la industria, y que va en una gran variedad de alimentos y dulces. Chefs inventan cenas gourmet a base de mariguana.
¿Qué tal unas hojas de marihuana en un vaso de Napa Chardonnay?. Sin embargo, a pesar de todos los de la innovación y la energía en el legalizado mercado, el mercado negro todavía es dominante.
Sólo alrededor de 3 por ciento de los agricultores productores de mariguana en el estado han obtenido licencias, le dijo Ezequías Allen, el director Ejecutivo de la Asociación de Cultivadores de California. Es difícil convencer a los agricultores, que han estado produciendo en las sombras durante décadas, que ahora tienen que llenar voluminoso papeleo, pagar los impuestos y cumplir con normas de regulación ambientales, le comentó el Sr. Allen.
Allen encuentra paralelismos entre Canadá y California, especialmente en la Columbia Británica, donde los productores han operado en la selva durante décadas del mismo modo que en Humboldt, condado en California. La legalización en California, perdón la expresión, está a medio hornear, señaló. Queda claro tanto para los reguladores y, sobretodo, para los empresarios del cannabis que no es algo que sucederá en un solo día o un año.
Es cierto, la legalización abrió un negocio explosivo dentro de la economía de California; hay conferencias, revistas, catas de mariguana, estudios de mercado y organizaciones de investigación, firmas de abogados especializados en la ley que la regula, aplicaciones para comparar marcas de cannabis y encontrar las tiendas buenas y malas. Todo esto es bombeado al mundo en general por las empresas de relaciones públicas de la cannabis.
Pero las ventas legales de mariguana están muy por debajo de lo que los defensores de la legalización habían esperado. Las ventas legales de marihuana es probable que lleguen a 3.4 mil millones este año, de acuerdo con Tom Adams de BDS Analytics, pero eso no es mucho más que los 3 mil millones de las ventas del año pasado, cuando sólo la mariguana medicinal estaba disponible.
El problema es que la venta legal de mariguana, está sujeta a pruebas, impuestos y muchas otras regulaciones – como será en Canadá – lo que hace que sus costos sean significativamente más altos que los de la cultivada y vendida en el mercado negro. Adams calcula que si en el mercado negro un gramo de mariguana se vende por 6.25 dólares, en el mercado legal es de 11.08 por gramo, 77 por ciento más.
Mientras existan onerosos impuestos y reglamentaciones sobre el mercado legal, va a ser difícil deshacerse del mercado ilícito, le señaló Adams. Incluso los consumidores dispuestos a pagar el extra, tienen otras complicaciones para conseguirla ya que muchos ayuntamientos y juntas de supervisores del condado han decidido en contra de las licencias de tiendas de marihuana. Sólo 19 por ciento de las ciudades de California tienen una tienda de marihuana al por menor, de acuerdo con weedmaps, una empresa de localización de negocios de venta de cannabis en el estado.
El hecho es: liberales californianos votaron convincentemente para legalizar el cannabis en 2016, pero no necesariamente quieren una tienda de mariguana en su cuadra, en su barrio. Esta realidad está lejos de la visión que muchos californianos tenían de la legalización cuando votaron en 2016. Uno de los principales argumentos en favor de la legalización fue la sugerencia de que se liquidaría el mercado negro.
Un estado donde los políticos han argumentado la inutilidad de la guerra contra la droga ahora debe decidir qué hacer con los «scofflaws» en un sistema legalizado.
California, por mucho, el más grande productor de cannabis del país, todavía suministra al resto de los Estados Unidos con millones de kilos de mariguana para su mercado negro. El estado también cuenta con menos ingresos fiscales de los que habían anticipado. La legalización de mariguana prometió por impuestos «windfalls» de mil millones de dólares. Sin embargo, en los dos primeros trimestres de este año, el estado informó sólo 135 millones en los ingresos fiscales por cannabis, sin incluir impuestos municipales.
Muchos actores de la industria predicen que el mercado negro de mariguana continuará en la misma manera que el «moonshine business» persistió en lugares del sur que mantenían la ley seca después de la prohibición.
Pero Daniel Okrent, el autor de «Última Llamada», una historia de la prohibición, dice que la mayor parte del mercado negro de alcohol desapareció rápidamente después de la prohibición. «Casi inmediatamente en la mayoría de los países se convirtió en legal «.
Por ahora, en California la industria de la marihuana se siente como Europa oriental, después de la caída del muro de Berlín. En una loca carrera para establecer las marcas y la captura de la cuota de mercado. Estrellas de Hollywood, músicos y políticos se están uniendo a esta carrera verde. Y cita aquí un ejemplo: después de perder una elección primaria en la carrera para gobernador de California, Antonio Villaraigosa, el ex alcalde de Los Ángeles, se unió a la Junta de una gran empresa del ramo de la cannabis.
En el nivel cultural, la industria legal quiere alcanzar niveles de respetabilidad a través del lenguaje. Sus publirelacionistas han instado a periodistas y medios de comunicación a abstenerse del uso de palabras como marijuana o hierba, prefieren que se diga cannabis.
Lo que se cultiva al aire libre es «sun grown». Una venta en una tienda minorista es un «pre-roll». Marcas de nicho de mercado comercializan sus brotes como «heirloom flowers». La legalización sigue siendo un trabajo en curso en California, pero no hay que negar el celo capitalista de la naciente industria legalizada. Hace décadas, la marihuana era algo que se mantenía oculto de las autoridades. Hoy día en California el cannabis está en carteleras, en los anuncios a los lados de autobuses y en los mensajes de correo electrónico. Hay libros de cocina con temática de marihuana, menta sabor de cannabis, spray para tratar dolores, etcétera.
Vale la pena esta carta de advertencia hecha por Thomas Fuller, tiene un carácter heurístico, en tanto en cuanto permite plantear un escenario futuro no solo para Canadá, sino para otros países que, como México, han colocado en la mesa de los debates la legalización del consumo de la mariguana.
Muy importante su revisión y reflexión, sin dejar de lado el análisis de otros modelos como el uruguayo que tiene que ver más con un proceso de producción y distribución bajo control del Estado, que un modelo de economía de mercado como el planteado en California y Canadá.
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