En esta ocasión te platico de una historia que encontré en la hemeroteca del Archivo Municipal de nuestra hermosa ciudad de Saltillo, una historia que, cuando empecé a leerla, me hizo recordar el libro “Rebelión en la Granja”, de George Orwell, y no por su mensaje, sino por la cantidad de animales que aparecen.
En el no muy lejano año de 1973, mes de febrero para ser precisos, se realizó un recuento de los saltillenses que habían sido lesionados por algún animal, ya sea perros, gatos y hasta vacas, contabilizándose 99.
Me llamó mucho la atención que el Dr. Jesús Calderón Estrada, quien fungía como Director del centro de salud, en aquellos años de nuestra pequeña pero hermosa ciudad de Saltillo, señaló que se habían visitado a las victimas para revisar que no sufrieran de “hidrofobia”. Por lo que investigué sobre el tema, y más allá de pensar en un error del doctor al ser entrevistado, o del periodista al redactar la nota, o bien de quien la revisó, aprendí que un síntoma de la rabia furiosa es el ocasionar miedo al agua o a los vientos.
Para fortuna de los saltillenses que fueron mordidos por algún perro, gato o vaca, ninguno fue contagiado por la rabia. Sin embargo, las autoridades municipales recomendaban aprovechar las campañas de vacunación contra la rabia para los animalitos domésticos, y en su caso practicarles castración a perros y gatos. Eso sí, el doctor no dijo nada de meterse con la vaca.
Esta historia de perros, gatos, vacas y mordidas sucedió aquí en Saltillo, no hace mucho tiempo, pero cuando aún era “normal” pedir la castración de los animales.
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