Lo que pasó en Bolivia es justo lo que creo podría pasar en México, aun cuando Andrés Manuel López Obrador (AMLO) no planea eternizarse en el poder.
AMLO y Evo son dos líderes populistas que vienen de tradiciones de lucha de masas, uno de la lucha por la democracia electoral y otro del movimiento cocalero.
Ambos líderes han logrado mantenerse como figuras de poder en la vida pública en lo que va del siglo.
A pesar de que nunca ha abrazado un lenguaje ni una agenda de Izquierda, todos dicen que AMLO es de Izquierda por sus políticas de redistribución de la riqueza en beneficio de los sectores vulnerables.
Evo sí se reivindicó siempre como de la Izquierda Socialista.
Sin embargo, ambos líderes han sido vistos y tratados como traidores por la Izquierda Socialista debido a su apego por un modelo económico capitalista-desarrollista.
El Golpe de Estado suave contra Evo (suave porque los militares no son los que han asumido el poder hasta ahora), se produce en medio de su aferramiento a mantener el control del Ejecutivo y entre el profundo rechazo que despierta entre sectores tanto de Derecha como de Izquierda.
Incluso una parte del MAS ha dejado morir solo a Evo.
He venido diciendo a mis amigos de Izquierda en México que han hecho de su odio a AMLO un oficio, que la derrota electoral de MORENA o un Golpe de Estado sólo podría capitalizarlo la Derecha más atrasada.
Lo que ocurrió en Bolivia confirma exactamente el pronóstico: A los gobiernos de Centro-Izquierda nunca los han rebasado por la Izquierda, sólo por la Derecha.
Tenemos un gran desafío por delante para impedir este tipo de escenario.
Adela Cedillo
Doctora en Historia de América Latina por la Universidad de Wisconsin-Madison Es licenciada en Historia y maestra en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha publicado artículos en revistas indexadas y de divulgación y capítulos en obras colectivas sobre la guerra sucia mexicana, las organizaciones armadas revolucionarias, los derechos humanos y la guerra contra las drogas.
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