Acercándose el 8 de marzo es común ver columnas, documentales, publicaciones y una afinidad de contenido referente a por qué conmemoramos este día y por qué es que seguimos en una constante lucha sobre los derechos y la igualdad en la sociedad de hoy.
Leyendo las páginas escritas por Isabel Allende en una gran obra titulada “Violeta”, mi mente imagina los escenarios históricos, las opresiones injustas, la ilusión de lo que es el amor y la familia, pero más allá de la imaginación puedo sentir la empatía por este gran personaje, al confrontar todas estas situaciones. Pero hay algo que mayormente empatiza más con mi sentir, y es la actitud de superación que “Violeta” tiene a través del libro y cómo al recorrer sus páginas ella tiene una gran visión de siempre tener “algo más” o “algo mejor” de lo que la rodea en su día a día.
Hay un sentimiento de ambición que está presente en todas nosotras, que fue lo que impulsó a grandes personajes en diferentes ámbitos sociales, académicos o culturales, es claro que esto no se representa de la misma manera para cada una, pero es muy claro que cada una de éstas es válida y completamente natural.
Después de décadas de lucha constante no sólo contra las reglas sociales, sino también contra nuestra propia imagen de identidad, ¿a dónde nos ha llevado todo esto? Hoy en día la participación de las mujeres en la economía mexicana se ubica en el 43.6 por ciento, un nivel que se ha mantenido en las últimas dos décadas sin llegar a niveles superiores del 50 por ciento, lo que se traduce en que sólo 4 de 10 mujeres tienen participación, según datos del Instituto Mexicano de la Competitividad.
Siguiendo las mismas fuentes, hay 5.2 millones de mujeres emprendedoras a través de la República, lamentablemente sólo el 17 por ciento son emprendedoras formales, dejando al otro 83 por ciento sin oportunidades de beneficios de seguridad social, préstamos crediticios o expansión en su mercado, limitando sus ventas promedio a menos de 4 mil pesos mensuales. Todo esto debido a la falta de tiempo y apoyo en actividades del día a día en el hogar, y en falta de programas gubernamentales para asesoría de nuevos negocios.
También cabe recalcar que en el sector privado y de las empresas listadas en la Bolsa Mexicana de Valores (145 listadas) sólo un 3 por ciento de éstas cuentan con mujeres en cargos de dirección general.
Es difícil con esto y más datos darnos cuenta que a pesar de ser una gran lucha, el camino aún es muy largo por recorrer, pero es aquí donde esta “ambición” que antes mencione toma su fuerza y se convierte en un trabajo diario.
Pensemos en que este 8M no es sólo un día, sino un esfuerzo diario conjunto donde es nuestra tarea no sólo exigir, sino dar ejemplo sobre lo que buscamos que sea diferente y lo que esperamos para las siguientes generaciones, pues si lográramos sumar 8.2 millones de mujeres a la actividad económica, nuestro Producto Interno Bruto podría aumentar en un 15 por ciento vs el 2020, un esfuerzo que beneficia a los sociedad en general y al crecimiento del País.
Me complace que al escribir puedo recordar aquellas historias que no vienen sólo de los libros, sino también de las mujeres de mi familia, donde al igual que el personaje que mencione al inicio de esta columna, todas ellas encontraron la manera de desenvolver su ambición, de observar y analizar su entorno, y pensar en la búsqueda de “algo más” las llevo a grandes emprendimientos, puestos, reconocimientos y notoriedad.
Agradezco a todas ellas, porque fue así, al igual que ellas, con detenida observación y análisis, que mi “ambición” creció a ser “algo mucho más”, no sólo por honorarlas, también por querer ser parte de esta batalla donde es nuestra responsabilidad mostrarnos como lo grandes que las mujeres podemos ser.
Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autora, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx
Bárbara Mendoza Loredo
Negocios Internacionales por la UANL. Diplomado en Finanzas Corporativas por el Instituto Tecnológico Autónomo de México. Candidata CFA Nivel 1. Pequeña emprendedora.
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