AMLO quiere una nueva escuela en la que él sea un héroe de la Patria, y habla de conspiraciones y “cero tolerancia” al delito, luego que él mismo conspiró para una educación castrochavista.
Resulta grotesco que el presidente que intenta imponer una educación basada en el populismo castrochavista, tenga a su hijo menor estudiando en un “college” en Londres, Reino Unido, donde obviamente el comunismo no es uno de los valores.
Resulta más grosero aún que el Ejecutivo autonombrado adalid de la democracia lance un velo de silencio o reserve la información sobre el proceso (A todas luces ilegal) con el cual un grupo coordinado por el venezolano Max Arriaga, editaron los Libros de Texto Gratuitos.
Y más que grosero violento es el mensaje de un tal Etan Daniel Fass Alonso, uno de los artífices de los libros obradoristas, quien en Twitter mandó “una amenaza de muerte” a los jueces de la Suprema Corte de Justicia de parte “del Pueblo Soberano”, lo que eso sea.
“Van a morir y terminarán de pudrirse doblemente en el basurero de la historia”, dijo, quien ha sido definido como músico sin estudios y colaborador de los LTG, hecho que hasta este martes 8 no había sido negado por la Secretaría de Educación Pública.
Max Arriaga, el coordinador de los libros, ha dicho que los defenderá con su “vida” , y el asunto que debería ser de discusiones académicas, legislativas, o jurisdiccionales, se ha convertido en una pelea callejera, en un “el que tiene más saliva traga más pinole.”
El mismo presidente que adorna sus actos y asegura que en su gobierno hay “cero impunidad”, intenta claramente una “limpieza cívica” pero no de delincuentes sino de libres pensadores y de republicanos partidarios de la transparencia.
López alentó un proceso fuera de la ley, en lo oscurito, para confeccionar nuevos planes de estudio, y como ocurrió con el combate a la pandemia de Covid, lo hizo sin seguir los lineamientos claramente establecidos en la Constitución Mexicana.
Tras el escándalo, uno de tantos en su gobierno, López Obrador receta la misma medicina y habla de “una campaña difamatoria del conservadurismo, sin sustento, hablando que con los libros se va a inyectar el virus del comunismo”.
“Es grotesco, es un absurdo. No solo no tiene sustento, sino que es un pronunciamiento extremista, irracional y de mala fe”, subraya el macuspano campeón de la victimización, pero no explica la actuación ilegal en la elaboración de planes y textos.
Con los libros de texto, López Obrador “ha mostrado su verdadero rostro”, sentenció Gilberto Guevara Niebla, notable investigador de cuestiones educativas de México, durante una entrevista con Joaquín López Dóriga, el martes.
Biólogo autor de 23 ensayos sobre educación, doctor en Educación por la Universidad de Londres y graduado en la École Pratique des Hautes Études de París, Guevara consideró grave lo que llamó el verdadero intento de López Obrador por imponer una dictadura.
Como a todos los expertos que han podido revisar los textos, a Guevara Niebla, uno de los lideres del movimiento estudiantil del 68, le parece desorbitado que el tabasqueño use los textos para trascender como un héroe de la democracia.
El que fuera subsecretario de Educación al inicio de la 4T y quien renunció tras considerar que no se iba por el rumbo prometido, detalló que en uno de los capítulos dice que AMLO ganó la presidencia en 2006 pero le hicieron fraude, algo nunca documentado y que no es de educación básica.
Y ni en educación, ni en corrupción, hay “cero tolerancia” en el gobierno lopista, y mucho menos en delincuencia, porque en el México actual, donde la cifra negra de delitos es del 90 por ciento, se denuncia un delito cada cuatro segundos.
Es claro que el Peje ignora por completo que “cero tolerancia” proviene del plan que Rudy Giuliani encabezó durante su gestión como alcalde de Nueva York, derivado de la teoría de “las ventanas rotas”, lo que significa no dejar sin castigo delito o falta cívica por pequeños que sean.
Faltas cívicas o delitos como insultar a la oposición, satanizar al Poder Judicial, hacer campaña a su favor en tiempos y con recursos públicos, o sea, con la 4T no hay cero impunidad sino mucha impunidad y el lema es otra letanía, otro cebo, otro anzuelo para incautos.
Teóricamente los “abrazos, no balazos”, la supuesta estrategia de seguridad pública de López Obrador es incompatible con la dureza de la Cero Impunidad ocurrida en Nueva York a finales del siglo XX, y resulta un simple lema hueco como “primero los pobres”.
La teoría de las ventanas rotas en que se basó la cero impunidad de Giuliani, considera que permitir faltas cívicas menores, comportamiento antisocial o entornos visibles de delincuencia, fomentan la delincuencia y se vuelve incontrolable.
Aquí y ahora esas faltas menores o signos visibles de delincuencia abundan en la calle, escuelas, actos del Partido Oficial y en el Gabinete de López Obrador quien, con su violencia verbal fomenta un clima de ilegalidad y él mismo es un transgresor de la ley.
No puede haber cero impunidad cuando el responsable de la mayor estafa contra el erario que ha sido documentada, Ignacio Ovalle, es disculpado por el Presidente y escondido en un cargo público o cuando un genocida como López Gatell es premiado con más poder.
No puede haber cero impunidad cuando el responsable del homicidio de 40 migrantes en Ciudad Juárez, el comisionado del Instituto Nacional de Migración, Francisco Garduño Yáñez, sigue en su cargo y el Ejecutivo usa su influencia para impedir su encarcelamiento.
Durante el gobierno de López Obrador se han cometido los robos, desvíos y mal uso de recursos públicos más graves en todo la historia de México, y la Cuarta Transformación es el gobierno más opaco, y el que más ha abusado del poder.
López habla de cero impunidad para justificar el levantón, que no aprehensión, del Fiscal del Estado de Morelos, para justificar la privación ilegal de la libertar de una jueza veracruzana y con eso quiere hacer una nueva escuela mexicana.
El Presidente está obligado a velar por el buen clima político y social y, lejos de que se le permita hacer juicios sumarios o amenazas, está obligado a facilitar el clima electoral y la actuación del Poder Judicial y sobre todo, a cumplir la ley y a rendir cuentas.
El cebo de la impunidad en los nuevos planes, de estudio, en la forma en como se trata a los médicos a los que se quiere quitar su antigüedad para contratarlos para IMSS-Bienestar, o la forma en como golpea a quien no le encorve la espalda, muestra la cara del dictador. Un dictador violento pero ignorante.
Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajena a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx.
EFRAÍN KLERIGAN
Fotógrafo, reportero, articulista desde 1970. Ha sido reportero local y articulista en periódicos y revistas de Ciudad de México, Coahuila, Nuevo León, Chihuahua y Tamaulipas. Como corresponsal ha trabajado con El Norte-Grupo Reforma, y como Stringer de AP, UPI, Telemundo, La Prensa, El Nacional, entre otros.