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Coahuila: ajedrez electoral 2021 (2)

¿Quiénes miran –comiéndose las uñas– la siguiente movida de Riquelme? Manolo Jiménez, Jericó Abramo, Eduardo Olmos, Chema Fraustro, Hilda Flores, Verónica Martínez y Lupita Oyervides.

¿Qué movida espera cada uno de ellos? Manolo reza por su reelección como Alcalde ante la grisura de ser diputado federal, ante una eventual mayoría morenista o integrante del Gabinete Estatal con limitaciones de maniobra. Manolo preferiría dar continuidad a un ejemplo de buen gobierno que replicaría para Coahuila como Gobernador a partir de 2023.

Jericó, en cambio, sabedor de la preferencia del Gobernador por Manolo o un caballo negro que pudiera surgir del corral lagunero, buscaría ser Alcalde de Saltillo y con su reelección para transitar hasta 2027. Y desde ahí, negociar con el próximo Gobernador una diputación federal o integrarse al Gabinete Legal para competir por la gubernatura en 2029.

En sus pesadillas, Jericó coquetea con Morena, pero su cepa es priista por generaciones. Sin embargo, los desaires en su contra han sido tantos, que en un arrebato de locura  descarrilaría la visión del Gobernador.

Olmos es amigo fraterno de Riquelme; los dos iniciaron su carrera política hace 27 años con el mismo padrino: Lauro Villarreal Navarro, hoy Jefe de la Oficina del Gobernador.

Juntos, desde entonces, sortearon las turbulencias propias de la vida política ligados a Rogelio Montemayor, Raúl Sifuentes, Humberto y Rubén Moreira.

Hoy, Olmos, con máscara de caballo negro, espera su última oportunidad para ser Gobernador.

Para ello, es imperativo que Román Alberto Cepeda, candidato priista a la Presidencia Municipal de Torreón en 2021, salga victorioso para darle al gobernador Riquelme argumentos sólidos que le permitan lanzar a su amigo fraterno a la gubernatura. De otra manera, Saltillo sería su único bastión para soportar su candidato. Y Olmos no sería su primera opción.

José María “Chema” Fraustro, actual Secretario de Gobierno, es otra historia. Si las columnas políticas de los medios de comunicación de Saltillo eligieran al próximo Presidente Municipal, Fraustro ganaría de calle. Pero no es así.

Chema pretende la Alcaldía para luego lanzar su candidatura a la gubernatura, cuando bien sabe qué en ambos casos, no tiene oportunidad alguna de victoria.

En estos tiempos, la lucha electoral contra Morena exige candidatos carismáticos y electoralmente rentables: Fraustro no es una cosa ni la otra. Su intentona, seguro, es para lograr otras cosas para sí mismo y su grupo político, so pena que Armando Guadiana pase por encima de él y ponga en grave riesgo la sucesión gubernamental para el PRI en 2023.

Respecto a las mujeres que pudieran ser favorecidas por la eventual aprobación de la política de paridad de género propuesta por el INE para aspirar a la gubernatura, Riquelme tendría tres problemas por resolver: 1.- Ni él o el PRI se han planteado tal posibilidad con antelación. 2.- Hilda Flores y Verónica Martínez no pertenecen a su grupo político. La primera es más cercana a Emilio Gamboa Patrón y Manlio Fabio Beltrones, y la segunda a Rubén Moreira. 3.- Lupita Oyervides, por su parte, no tiene la experiencia para enfrentar un reto de esa magnitud.

Así luce el tablero de ajedrez del gobernador Riquelme para los próximos tres años. Hombre cerebral y disciplinado, sabe que sus próximas movidas no pueden ser definidas por el carro completo de 2020. Conoce también que su margen de maniobra es reducido y no puede permitirse error alguno.

Entiende bien que su propia supervivencia transexenal está en juego bajo un cielo morenista ominoso y vengativo.

Por ello, no puede temblarle la mano para lograrla. Necesita un jaque mate claro, macizo y contundente; apuntalado por la unidad de un priismo de acero; un Poder Judicial transformado y capaz de blindarlo y un sucesor victorioso a la altura de sus expectativas y las de Coahuila.

Esperemos a ver.

@Canekvin

Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx.

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