He reiterado la necesidad de recordar tercamente el episodio de la “megadeuda” porque constituye un agravio contra el pueblo de Coahuila y porque sus autores –los materiales e intelectuales– han logrado permanecer hasta ahora en la impunidad.
Al decir lo anterior nos referimos, desde luego, a la “justicia” coahuilense en particular, pues sólo el largo brazo de la ley de Estados Unidos ha logrado hasta ahora sujetar –aunque no completamente– a dos de los principales actores de la trama: Javier Villarreal Hernández y Jorge Torres López.
Pero también debemos empecinarnos en recordar porque eso va logrando poner al descubierto –así sea con lentitud exasperante– la verdad sobre lo ocurrido. Y esta semana tuvimos algunas espléndidas joyas a la vista.
La primera llegó de la voz del señor fiscal General de Coahuila, don Gerardo Márquez Guevara (sarcasmo añadido), quien sin duda nos considera idiotas y por eso se atreve a mentir sin rubor alguno:
“No hay falla del Ministerio Público”, dijo el señor Márquez luego de publicarse la felpa de la Sala Colegiada Penal al Ministerio Público de Coahuila, institución a la cual se calificó de incompetente, ignorante e inepta.
Pero como a don Gerardo le gusta apostar fuerte, pues de una vez se fue a lo hondo: “Lo único que se estudia es la apelación del acusado y que también la desechan por improcedente el magistrado de apelación, que es Nájera Davis, y luego se va al amparo, pero se le vuelve a dictar formal prisión”, dijo para “explicar” los escupitajos provenientes del Poder Judicial.
El Fiscal, como a nadie puede sorprender ya porque está documentada su vocación, miente con descaro. Extraña –un poco– desde luego, su determinación por defender lo hecho por su antecesor, pues no es contra él a quien se enderezan los señalamientos de incompetencia. Pero parece ansioso por compartirlos y reclama entonces se le incluya en el costal.
Existe, sin embargo, otra hipótesis plausible: Gerardo Márquez Guevara forma parte del entramado construido en Coahuila para proteger a los ladrones del pasado y garantizarles impunidad. Por ello, no duda en mentir y manipular la verdad, aun cuando la sentencia del caso es pública y cualquiera puede leerla.
Pero si el Ministerio Público está para llorar, el Poder Judicial de Coahuila no está mejor. Como se publicó en la semana, para “regañar” al “representante social” los magistrados encabezados por el ilustre Óscar Aarón Nájera Davis ¡recurrieron al plagio!
Curioso caso el de individuos como Nájera Davis a quienes les gusta hacer alarde de su “experiencia” y larga trayectoria como abogados, así como de su (de)formación como juristas y talento como juzgadores, pero son incapaces siquiera de darle crédito a aquellos a quienes les toman ideas prestadas –les roban sería más correcto– a falta de talento propio.
¿Cuánto gana un magistrado del Poder Judicial de Coahuila? Según la página web del propio Poder Judicial, no menos de 100 mil pesos al mes, aunque de acuerdo con la organización México Evalúa –a la cual habría de creérsele más– el salario de don Óscar Aarón es superior a los 175 mil pesos mensuales.
¿No es al menos indignante contar como “magistrados” a individuos cuyo comportamiento es el de vulgares plagiarios? ¿No deberíamos esperar de ellos al menos la capacidad de redactar sus propios argumentos? ¿No deberían sentir al menos un poco de pudor y salir a disculparse y retirarse de la vida pública tras haber sido descubiertos?
Existe aquí, desde luego, un pequeño problema: para sentir pudor hace falta una dosis mínima de vergüenza y eso es algo de lo cual carece don Óscar Nájera y quienes con él firmaron la sentencia con la cual “juzgaron” de forma implacable la ineptitud del Ministerio Público.
Finalmente, en la semana llegó un trabajo de las reporteras Lucía Pérez Paz y Magda Guardiola, auspiciado por la organización Mexicanos contra Corrupción y la Impunidad, que es de consulta obligada.
La evidencia está pues a la vista de todos y sólo quienes han decidido actuar de cómplices no la ven: altos funcionarios del Gobierno de Coahuila cometieron un atraco vil, pero estos y sus cómplices se benefician, aún hoy, de una estrategia de protección planeada y ejecutada con la complicidad de los tres poderes de la entidad.
ARISTAS
Lo he dicho antes en este espacio, pero debe repetirse en tanto persistan las condiciones: el fiscal Gerardo Márquez Guevara debería hacer acopio de sus rescoldos de honor y renunciar al cargo. Entre la “megadeuda” y otros casos ha quedado muy clara su auténtica vocación: la de manipulador de la verdad y de la ley. Una vergüenza para la procuración de justicia.
Y magistrados como Óscar Nájera Davis deberían hacer lo propio, desde luego… (seguiremos en el tema).
¡Feliz fin de semana!
@sibaja3