Tal vez ya todos están hastiados de escuchar sobre pandemias. La manera en que mi mente funciona es que me obsesiono con un tema hasta que entiendo lo suficiente, ustedes disculparán.
Además, en caso de que la parca me estire la pata, este es un buen momento para reconciliarme con mi porción de ancestros europeos (asegún tengo antepasados ibéricos y galos), quienes siempre me parecieron detestables por la manera en que invadieron y colonizaron las Américas.
En el siglo XIV estos ancestros míos padecieron una de las plagas más mortíferas de la historia, la peste bubónica o peste negra.
Esta enfermedad es endémica de Mongolia y se originó por el consumo de carne de marmota (una típica zoonosis). En la Edad Media la medicina estaba poco avanzada, no había medidas de higiene, no había drenaje ni agua potable, se usaba el agua de pozos y ríos, pero no se hervía más que cuando se cocinaba.
Huelga decir que no había papel de baño, jabón, shampoo, etc. El capitalismo comercial comenzaba, pero la gente no tenía acceso habitual a las mercancías, básicamente usaban la misma ropa y la lavaban con muy poca frecuencia. Estaban pues llenos de pulgas y piojos.
En estas condiciones de inmundicia les cayó la peste negra, con pulgas que iban y venían entre los humanos y los roedores como vector. Esta infección inflama los ganglios, provoca síntomas de resfriado y gangrena y una vez contagiadas las personas mueren en un plazo de una o dos semanas.
Se calcula que murieron 40 millones de personas en Europa, aproximadamente el 60 por ciento de la población. En Asia y África murieron 60 millones.
La cristiandad vio en la plaga un castigo divino por sus pecados y una señal del Apocalipsis. Los artistas respondieron a la peste con el desarrollo de una cultura basada en representaciones festivas de la muerte, como la «danza macabra».
En el libro de Huizinga, «El otoño de la Edad Media,» se explica este fenómeno a detalle.
La Europa moderna, la que le dio un gran impulso a la investigación científica, a los viajes de exploración y a las conquistas de ultramar, fue hija de la peste negra. Los grupos que somos hijos de las conquistas europeas, como los mestizos, somos algo así como los bisnietos de la peste negra.
Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autora, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx.
Adela Cedillo
Doctora en Historia de América Latina por la Universidad de Wisconsin-Madison Es licenciada en Historia y maestra en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha publicado artículos en revistas indexadas y de divulgación y capítulos en obras colectivas sobre la guerra sucia mexicana, las organizaciones armadas revolucionarias, los derechos humanos y la guerra contra las drogas.
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