Morena deberá pagar los costos políticos u obtener las ganancias por lo mal o bien ejecutado que esté el plan de recuperación de Acapulco.
He comentado en estas páginas que hace años tuve la oportunidad de escuchar a un político de la vieja guardia decir que, después de haber sido gobernador del estado y ver de una manera el trabajo de los alcaldes, cuando le tocó ser alcalde entendió situaciones que no había comprendido algo, “depende de dónde estés parado, es lo que ves” era su conclusión.
Algo parecido a lo que Campoamor decía: “Y es que en el mundo traidor / nada hay verdad ni mentira: / todo es según el color / del cristal con que se mira”, traigo a la página esta reflexión y estos versos para intentar poner en contexto las disputas verbales que se están presentando entre los distintos partidos políticos con respecto a la tragedia ocasionada por el paso del huracán Otis por Acapulco y su impacto en todos los órdenes sociales y de gobierno.
Quienes están en el poder, militan o simpatizan con el partido que lo detenta, acusan a los demás partidos que exigen atender las necesidades de los afectados de “zopilotear” con el ánimo de obtener alguna ventaja política en las próximas elecciones.
Por su parte, quienes están en la oposición acusan a Morena de hacer lo propio, tal y como lo hicieron cuando eran oposición y cada uno suma a sus argumentos los “hechos” que considera relevantes para apuntalar sus dichos.
La realidad es que, como se dice por ahí, cuando uno trae un martillo en las manos, todo lo que ve son clavos y para los políticos, todo es política, así que no deberíamos de asustarnos, ni sorprendernos, por el intercambio de ataques verbales entre los actores de nuestro teatro político.
Lo que sí, es que, como lo señala la frase de Daniel Patrick Moynihan: «Todos tienen derecho a su propia opinión, pero no a sus propios hechos» y hoy los hechos son que Acapulco y su zona metropolitana se encuentran destruidos y se requiere, mucho, pero mucho dinero para reconstruirla.
Los hechos nos dicen también que la principal fuente de empleo en ese puerto mexicano es el turismo y la infraestructura para realizar esa actividad se encuentra hoy destruida, así que ni hoy, ni en los próximos meses habrá empleos en ese rubro, con todo lo que ello implica para la economía de las personas que viven ahí.
También nos dicen que en ese estado, y principalmente en Acapulco, existe una fuerte presencia del crimen organizado que ya no se dedica solo al tráfico de drogas, sino que su espectro de actividades incluye el cobro de piso, secuestros y demás inherentes a la extracción de rentas propias de estos grupos delincuenciales.
El pillaje que se presentó en los días posteriores al paso del huracán así lo señala, no fueron solo personas desesperadas por obtener agua y alimentos, sino grupos que iban por más, mucho más de eso, incluidos cajeros automáticos.
Ahora bien, cuando se está en el poder se tiene la prerrogativa de trazar los planes de acción del gobierno, ahí la mano la lleva Morena, digan lo que quieran los demás, entendiendo que este partido deberá pagar los costos políticos u obtener las ganancias que lo mal o bien ejecutado de esos planes le reporten entre la población.
Así es que, ni para qué se quejen los políticos como Mario Delgado que a punto del llanto se queja que “zopilotean” con la tragedia quizá sin recordar Ayotzinapa o el terremoto del 17 y su fideicomiso nunca aclarado.
La política es así y su interpretación, sí, depende del color del cristal con qué se mire, pero usted no se deje engañar, recuerde que todos, todos, quieren llevar agua a su molino.
Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx.
Juan Palacios
JUAN PALACIOS es educador de profesión, periodista por vocación. Editorialista en La Moneda, ABC, El Porvenir y Radio Alegría, en Monterrey.