Aunque al final del día no fue un mal negocio, no es tan exitoso como asegura el billetero López, quien sólo considera los ingresos… en sus datos.
«Fue un éxito, que el avión -lo dije hace unos días, lo repito- nos va a dar más de cuatro mil millones de pesos y todo ese dinero es para la compra de equipo de hospitales públicos», Andrés Manuel López Obrador, 17 de septiembre de 2020.
La “verdad histórica” de la mal llamada Rifa del Avión la dio primero nuestro líder el lunes 14 de septiembre: «Ya les adelanto que cumplimos con la meta de obtener para pagar los premios, ya eso está resuelto». La reafirmó Ernesto Prieto Ortega, Director General de la Lotería Nacional, tres días después: «Se vendieron 4 millones 685 mil 800 cachitos, que representan el 78.09 por ciento».
Primero, como diría el Fiscal General de la República, Alejandro Gertz, «Se acabó la verdad histórica», porque ellos mismos nos han dado otros datos: se desviaron 500 millones de pesos del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) para inflar los números del sorteo, al destinarlos para la compra de un millón de cachitos.
Sin estos números, la verdad histórica real es «no sacamos ni los dos mil millones de pesos para los premios, sólo vendimos 3 millones 685 mil 800 cachitos, que representan el 61.42 por ciento, mil 842 millones 900 mil pesos».
En esos cachitos, para fortuna del billetero López, cayeron sólo el 63 por ciento de los premios.
Si no hubieran comprado ese millón de cachitos, como quiera al INSABI le hubieran llegado los 13 premios de los hospitales, ya que todos los no vendidos le fueron devueltos, pero no hubiera sido un éxito como lo presume López Obrador porque ni siquiera se hubiera vendido lo del total de los premios.
Con esto me acordé de dos anécdotas, una que seguramente a muchos nos ha pasado, llega un hijo y nos dice: «Tengo que vender 10 boletos para una rifa de la escuela, pero tengo que entregar mañana el dinero y solo vendí 5», y acabamos pagándolos; la otra, la del ladrón que un día no había tenido ningún «cliente» y para no deprimirse se pasó el dinero de una bolsa a la otra antes de llegar a su casa, sólo para sentir que a alguien le había sacado dinero de su bolsa. Elija la que le guste o las dos, no se limite.
INFORME FINANCIERO
En los siguientes días, si nuestro líder cumple su palabra, se dará un informe financiero. Confío en que éste sí refleje los costos reales, porque en las cuentas del billetero López sólo vienen las entradas de dinero, no las salidas.
Los ingresos de la Lotería, por este sorteo fueron 2 mil 342 millones 900 mil pesos, por todos los boletos vendidos, incluyendo los 500 millones de pesos del INSABI.
En los costos deben de incluirse los premios repartidos, que ascendieron a un mil 520 millones de pesos; y los impuestos federales y locales sobre rifas y sorteos, que aunque no se hayan pagado son un costo, porque dejan de ser ingresos fiscales, el federal es del 1 por ciento, 15.2 millones de pesos, y el local, por ejemplo en la Ciudad de México donde cayeron 66 premios, es el 6 por ciento, lo que viene a ser 84.2 millones de pesos, en esto van 1 mil 619.4 millones de pesos.
Faltan los impuestos locales de otros 10 premios, la comisión del 8 por ciento a los billeteros (obviamente se pagó sólo sobre los cachitos vendidos por ellos) y el costo de logística del sorteo (desde el diseño, pasando por la impresión y la distribución de los boletos), que no podemos cuantificarlo porque estos datos los tiene la Lotería y aún no los hace públicos.
Obviamente tampoco podemos cuantificar toda la publicidad que hizo el billetero López, que aunque fue mucha no resultó tan efectiva.
Y lo más difícil de cuantificar, porque son datos reservados por Ley: cuántos de los empresarios van a deducir fiscalmente la compra de cachitos, de entrada los 400 mil donados a la fundación «Delia Morán Vidanta», que fueron entregados a las escuelas, los regalados a los clientes y los entregados a los trabajadores por presiones de los líderes sindicales afines a la 4T.
Sólo considerando lo que pudimos calcular de costos, en el mejor de los casos la mal llamada Rifa del Avión habría dejado una ganancia de 723.5 millones, nada despreciable; pero no hay que olvidar que este número está inflado por la decisión de nuestro líder de desviar, en la recta final, dinero del INSABI a la compra de boletos.
En las cuentas del INSABI, la Lotería le entregaría hasta 723.5 millones más los 260 millones de los premios a los 13 hospitales, para un gran total de 983.5 millones, sólo hay que descontarle los 500 millones invertidos en los boletos, lo que da una ganancia máxima de 483.5 millones de pesos.
Seguramente en su informe dirán que lo de los premios y lo del millón de cachitos se pagó con recursos que entregó el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado (Indep) como si fuera «maná que cae del cielo», cuando en realidad es un costo porque es dinero público.
Más allá del reporte financiero que en la “verdad histórica” dirá que, pese a la pandemia, se obtuvo ganancia, quedan cabos sueltos que debe investigar, primero Irma Eréndira Sandoval, la titular de la Secretaría de la Función Pública (no se rían de mi ingenuidad, debería de hacerlo), y luego la Auditoría Superior de la Federación, la cual depende de la Cámara de Diputados.
Deben investigarse las atribuciones para desviar dinero del Indep para garantizar un premio, también el desvío de los recursos del INSABI en medio de la pandemia a la compra de cachitos, así como las exenciones de impuestos y la baja de comisión a los billeteros, pasando por las presiones a algunos funcionarios para comprar cachitos.
Ante este escenario, en las elecciones del próximo año al votar para la Cámara de Diputados, usted decidirá entre enterrar los posibles ilícitos en el basurero de la historia si apoya a los partidos afines a nuestro líder que sin duda no entrarán a fondo; o que se investigue exhaustivamente para eliminar cualquier duda, si vota por otro partido.
En 257 días haga su parte de la historia… Después no se queje.
¡Hasta la próxima semana!
Edmundo Crespo Ruiz
EDMUNDO CRESPO RUIZ es periodista y economista egresado de la Facultad de Economía de la UANL, con más de 30 años de experiencia en medios de comunicación.