El discurso nacionalista y estatista de López Obrador parece ser sólo para las empresas mexicanas y sus socios.
El régimen de Andrés Manuel López Obrador ganó por derecho propio el lugar como el más corrupto en toda la historia de México, lo que es para Ripley, porque México es un país de gobiernos muy corruptos.
Además de miembros de la familia presidencial (Hijos, hermanos, primos, sobrinos, esposa) se ha mostrado corrupción de los funcionarios más cercanos al Presidente o gobernadores consentidos como Layla Sansores.
No hay un solo presidente mexicano que haya sido más mentiroso que el tabasqueño, quien además de llegar casi a cien mil mentiras entre sus mañaneras y sus discursos, puede decir las mentiras más ridículas sin parpadear.
También tiene un campeonato indiscutible como el más inepto administrativamente y el más destructivo para la planta productiva y la infraestructura nacional y ahora lucha por ser el más entreguista desde Antonio López de Santa Anna.
La ineptitud hizo que su rescate a Pemex y CFE quebrara esas empresas que trabajaban sin valor, pérdidas enormes, pasivos galopantes, al grado que los activos de la petrolera valen algo así como el 80 por ciento del total de pasivos.
López Obrador no tuvo empacho de anunciar que la Secretaría de Hacienda, es decir, el presupuesto, o sea, lo que pagamos todos de impuestos, va sacar los 200 mil millones de pesos que debe pagar Pemex en unos días.
CFE lejos de haber tenido una enorme expansión, lo único que ha hecho al tener al Gobierno Federal y a la Comisión Reguladora de Energía como porros, es generar menos electricidad que antes y carecer de disponibilidad para sustentar el crecimiento económico.
Y si usted me dice que el sector salud está peor, pues ni como alegarle, pues resulta que IMSS, ISSTE y lo que queda del Insabi, no pueden ni surtir medicamentos baratos como la metformina, que cuesta unos dos pesos por pastilla de 850 mg.
Los diabéticos deben tomar metformina cada día, y ni hable de quimioterapias y otros medicamentos caros para el VIH, la tuberculosis, y menos del cuadro de vacunación infantil que como si fuera resabio del neoliberalismo, AMLO lo borró.
Ya convirtió al país en estación migratoria de Estados Unidos y a la Guardia Nacional en “Border Patrol” y, docenas de miles de migrantes se quedarán en México a esperar los no menos de 6 meses que durará su tramite para ingresar o no, al vecino país.
Pero ahí no para su entreguismo, ahora quiere abrirle el mercado nacional a grandes líneas aéres extranjeras para que le coman el mandado a las enflaquecidas líneas mexicanas y puedan vender pasajes entre rutas nacionales.
Eso que se llama cabotaje, pone a las tres únicas líneas aéreas nacionales que sobrevivieron a la pandemia y otros desastres, a competir en forma desleal con líneas extranjeras que pueden vender los itineriarios nacionales a precios muy bajos.
Por ejemplo, un vuelo de una línea estadounidense, Dallas, Monterrey, Ciudad de México, actualmente deja pasaje en Monterrey y va hasta la Capital con asientos vacíos, pero con el cabotaje, los puede vender al costo y eso le representaría ganancias.
Pero el ridículo más grande está por venir. Hace un año, la Cuarta Transformación anunció con alborozo de pitos y flautas la nacionalización del litio, mineral que como todos los demás minerales ya estaba nacionalizado desde 1917.
Los cambios a la Ley Minera prohibieron las concesiones a empresas privadas para extraer este mineral que, aunque aún valioso, ya está casi de salida en el uso de baterías para vehículo eléctricos y dispositivos digitales.
Pero lo mejor es que ahora le han abierto el camino para que empresas particulares extranjeras coinviertan con el Gobierno Mexicano para explotar el litio… ¿Eso no es entreguismo? Claro que sí.
El discurso nacionalista de López Obrador parece dirigido a joder a las empresas mexicanas o las extranjeras que llegaron en sexenio anteriores.
Y de la carga aérea a chaleco para el Felipe Ángeles privilegiando a grandes líneas extranjeras, luego hablamos.
Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx
EFRAÍN KLERIGAN
Fotógrafo, reportero, articulista desde 1970. Ha sido reportero local y articulista en periódicos y revistas de Ciudad de México, Coahuila, Nuevo León, Chihuahua y Tamaulipas. Como corresponsal ha trabajado con El Norte-Grupo Reforma, y como Stringer de AP, UPI, Telemundo, La Prensa, El Nacional, entre otros.