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El poder y la prensa

Las instituciones mejor calificadas del País en el índice de confianza de consulta Mitofsky de 2019 fueron las universidades (7.3). El Ejército y la Presidencia empataron con 7 puntos; la Iglesia obtuvo 6.9 y las estaciones de radio, los medios de comunicación y las redes sociales, 6.8 cada uno. En el mismo rango de aprobación se encuentran la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, el Instituto Nacional Electoral (INE), las cadenas de televisión, los empresarios, la Suprema Corte de Justicia de la Nación y los bancos.

La encuesta se publicó el 4 de enero pasado, cuando, por razones de imagen, China aún se resistía a alertar sobre la epidemia de coronavirus –no obstante que ya disponía de información sobre lo peligroso y mortífero del nuevo patógeno– y la emergencia sanitaria y social aún no ponía en jaque a la humanidad y en ridículo a la mayoría de los líderes políticos del mundo. Por lo tanto, la puntuación del presidente López Obrador y de los medios de comunicación pudo haber cambiado en los cuatro últimos meses. Pronto lo sabremos.

Sobre la misma confiabildad en las instituciones, una encuesta de El Financiero (27.11.19) colocó a la Marina, al Ejército y al Presidente en los tres primeros lugares, con 69%, 68% y 62% respectivamente. Les siguen la Guardia Nacional, el INE y el Banco de México. Los periodistas registran 45%, cinco puntos por encima de los medios de comunicación. A la pregunta de “¿Cuál debe ser la principal función del periodismo?”, el 67% contestó: “Monitorear al Gobierno e informar a la ciudadanía”; y 31%: “Apoyar al Presidente en la transformación del país”.

Con respecto a la información de los medios relacionada con el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, 53% la juzgó “justa y balaceada” y 38%, “injusta y alarmista”. Sobre el trato del Mandatario a los periodistas y medios de comunicación, 58% lo calificó de “justo y respetuoso” y 25%, de “injusto y descalificador”. Ningún Presidente había criticado públicamente a los “mass media” y al gremio periodístico como AMLO. Incluso para amplios sectores de la población, la prensa siempre ha estado al servicio del poder (público y económico) y por tal razón la tachan de “vendida”.

En este medio, como en todos, existen buenos, malos y mediocres. Criticar a los críticos, como lo hace el Presidente, forma parte del ejercicio democrático y no debe asustar a nadie; la condición es no utilizar el poder para reprimir ni coartar la libertad de pensamiento. Venimos de un sistema donde el control sobre la prensa era total. No existen gobiernos y sociedades impolutos ni medios que lo sean.

Las calificaciones de la encuesta de El Financiero a los periodistas y a los medios de comunicación son reprobatorias, lo cual se debe a múltiples factores. Citaré dos: 1) su alejamiento de la agenda social y su cercanía con el poder; y 2) la conversión de políticos y empresarios inescrupulosos en “periodistas” –jamás lo serán– para brujulear, obtener privilegios, conservar poder y adquirir impunidad.

Toca a la sociedad, al público, separar el trigo de la cizaña. El mayor capital de los medios de comunicación y los periodistas es la credibilidad, la congruencia y la autocrítica. En Los Cínicos no Sirven para este Oficio, Ryszard Kapuściński nos confronta con una verdad catedralicia: “Cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante?”. ¿Para qué, entonces, hacer una tormenta en un vaso de agua? Que el Presidente diga misa.

Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx.

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