Recién recordé una experiencia que me gustaría mucho hoy compartirles. En la Ciudad de Saltillo, mientras acudía atender al siguiente paciente, en la recepción me abordó una pareja joven con un bebé en brazos, solicitando un espacio para poder atenderles, ya que mi asistente recién les acababa de decir que podría agendarles 3 días después que volviera a la ciudad. Y ellos definitivamente no tenían contemplado esperar más.
Les pedí fueran pacientes e intentaría terminar un poco más temprano y atenderlos.
Al finalizar las consultas programadas e interpretar una serie de estudios que ya habían realizado con otros especialistas, pude darles la favorable noticia que ha pesar de una pérdida auditiva de ambos lados, podríamos empezar la rehabilitación con muy buenas expectativas.
Cite la siguiente semana para poder poner sus prótesis al bebé.
Llegado el día, ambos padres no dejaban de culparse uno al otro por la probable causa del origen genético del pequeño ¡Y su cara de incredulidad ante esto que estaba viviendo con su primer hijo!
En la madre podía sentir esa tristeza y sentimiento de culpa, y esperaba con mucho entusiasmo poder revertir esa etapa de sus vidas con mejores expectativas como familia al ver un cambio en su pequeño.
Al activar sus prótesis auditivas la reacción del bebé fue muy expresiva, sus ojos azules se abrieron enormemente y dejaban ver esa sonrisa y las lágrimas de ambos padres justificaban ese poco más de un mes de malos momentos.
Posteriormente seguimos el tratamiento hasta darlo de alta para continuar con la estimulación y aprovechar mejor su desarrollo cognitivo.
Me brincaré muchos detalles para llegar a lo más importante, pues después de haber nacido con sólo un 15 por ciento de audición en un oído y el 25 por ciento en el otro, a los seis años —que fue la ultima vez que los vi—, el pequeño tenía un buen desarrollo de lenguaje, cursaba el primer grado escolar y en una institución bilingüe, con un aprovechamiento escolar arriba de 90.
Muchas veces nuestra vidas se detienen pues nos quedamos en un ¿por qué?
¿Por qué a mí? ¿Por qué tuvo que ser así? ¿Por qué no puedo?
Y siempre he pensado que esa pregunta debe ser superada para poder avanzar en cualquier aspecto de la vida.
Pues como padres no importa cuánto ofrece cada uno individualmente, sino cuánto se logra como pareja.
Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx.
Raymundo Mendoza
Médico por la UANL; certificación por The Hearing house of Minneapolis Minnesota en Audiología; Director en Audiologycal Medical Center; miembro de la Asociación de Otorrinolaringología de Nuevo León; miembro de Asociación de Geriatría de Nuevo León. Disfruta de la familia, la naturaleza, los animales y el futbol.
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