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El que con leche se quema…

Dice una voz popular “el que con leche se quema… hasta al jocoque le sopla” y parece que eso está pasando con la aspirante presidencial Xóchitl Gálvez a quien a temprana hora, según el calendario electoral, se le está pidiendo no solo que presente un programa de trabajo, un ideario, una serie de slogans, sino además, pruebas de que puede ser una buena gobernante del país.

Parece que algunos sectores, sobre todo de la comentocracia que apoyaron en su momento a López Obrador y que, también parece, se sienten decepcionados de la forma en que este ha llevado su gobierno, ahora piden certezas a quien no puede ofrecer tal cosa.

De alguna forma, el de Andrés es la reedición del fenómeno que protagonizó en su momento Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, quien luego de recibir un muy importante apoyo como candidato independiente, realizó un gobierno menos que aceptable y se confrontó con importantes sectores de la sociedad neolonesa dejando la “marca independiente” muy dañada.

Hoy la marca “esperanza de México” se ve como una suerte de engaño, al menos entre algunos sectores, aunque hay que resaltar que gran parte del electorado sigue esperanzado en que algún día se solucionarán sus problemas gracias a Andrés.

Por ello, hoy que una aspirante como Xóchitl Gálvez irrumpe en la escena política con una historia de vida muy apetecible para generar una narrativa que levante la esperanza entre sectores aspiracionistas de la sociedad, ya hay voces que piden garantías de que esta vez no será igual, como si alguien pudiera garantizar que será un buen gobernante llegado el caso.

Quienes piden esas garantías al parecer no entienden que, independientemente de las credenciales que un político pueda tener, nada garantiza que será un buen gobernante, que su gobierno será bueno en términos generales.

Nadie nace sabiendo gobernar, tampoco hay escuelas donde se aprenda, por más que haya instituciones educativas llamadas “de gobierno”, la realidad es que a gobernar se aprende gobernando, así como a nadar se aprende nadando.

Es cierto, no es lo mismo ser ignorante que sabio, pero la sabiduría, que no el conocimiento, se aprecia en la práctica de gobierno, no antes.

Hay muchas voces doctas que señalan lo bueno o lo malo de un gobierno, desde el punto de vista técnico, pero en ocasiones esas mismas voces no alcanzan a comprender los aspectos políticos de algunas decisiones, que aunque parezca un contrasentido, a veces los gobernantes tienen que tomar la decisión menos mala y no necesariamente la mejor. En fin.

El caso es que, también desde la comentocracia, hay quienes intentan enseñar a gobernar sin haber dirigido un triste changarro, sin conocer la realidad, gente que en su momento pensó que las promesas como las de 2018 se podían cumplir sin más, solo borrando la corrupción y hoy se llaman a engaño.

Como decía Manuel Gómez Morín, “que no haya ilusos para que no haya desilusionados”. Que se entienda que no hay hombre o mujer capaz de cambiar por sí solo al país… aunque haya quien así lo crea.

jpalacios@mobilnews.mx

Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx

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Juan Palacios

JUAN PALACIOS es educador de profesión, periodista por vocación. Editorialista en La Moneda, ABC, El Porvenir y Radio Alegría, en Monterrey.