De acuerdo al calendario del Instituto Nacional Electoral (INE), en Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas, iniciaron este domingo 3 de abril las campañas electorales para las elecciones ordinarias del 5 junio, en donde se elegirán los respectivos gobernadores. Las campañas en estas entidades convocan a las urnas a casi 12 millones de mexicanos.
Las elecciones que les anteceden son las celebradas el 6 de junio de 2021, en las que la coalición encabezada por el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena), del presidente Andrés Manuel López Obrador, logró ganar 11 de las 15 gubernaturas, 19 congresos y la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados. En las elecciones intermedias, que suelen ser un referéndum para el mandatario en turno, los resultados le favorecieron al presidente López Obrador.
Asimismo, en las elecciones del 2021, el PAN perdió en todos los estados en los que se alió con el PRI. Con ello, Morena en lo local ahora gobierna al 45% de la población con gobernadores en 16 estados. Vale la pena apuntar que en 2017 Morena no tenía ni un solo gobernador.
Para estas nuevas elecciones la alianza Va por México, conformada por los partidos Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD), competirá en 4 de 6 estados. De igual forma, la coalición presidida por Morena y que integran también el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) contenderá en 4 de 6 estados. En Oaxaca y Quintana Roo el PRI va solo, y Morena lo hará también en Aguascalientes.
En total, estarán en juego 436 cargos de elección popular, ya que el estado de Durango elegirán presidencias municipales, sindicaturas y regidurías, y en Quintana Roo diputaciones locales.
Lo primero que deberán entender los dirigentes de los partidos políticos es que esas organizaciones o institutos políticos son esenciales para la democracia; por ello, su relegitimación, la de todos ellos, es fundamental para el adecuado funcionamiento de ésta.
Deberán considerar, entre otras cosas, que su organización interna, sus procedimientos de actuación y toma de decisiones y financiamiento son los aspectos que más inciden en el alejamiento de los ciudadanos de sus partidos políticos.
Sus candidatos deberán llevar propuestas muy concretas para resolver problemas fundamentales tales como el crecimiento de la pobreza y la exclusión social. Enumerar los planteamientos que brindan para combatir este flagelo de causas multidimensionales como lo son el desempleo, los bajos ingresos, las enfermedades, la desintegración familiar, discapacidades, toxicomanías, etcétera.
En fin, deberán plantear el qué hacer en términos muy prácticos y entendibles para la operación en general en cada uno de los casos y causas.
Otro gran reto que deberán enfrentar los candidatos es plantear una estrategia ante la crisis de seguridad pública que vive y sufre la población de sus entidades; con un plan para reforzar las acciones encaminadas a devolver la paz y la tranquilidad en sus estados y municipios.
En este afán, es fundamental realizar un análisis por cada municipio con el fin de identificar las particularidades sociales, económicas, culturales y geográficas, y la forma como influyen en la manera en que se manifiesta la inseguridad. Esto con el fin de establecer la estrategia adecuada para atacar las causas socioeconómicas y culturales del delito.
Para ello es necesario entender la geografía del delito y además fortalecer la capacidad municipal en materia de seguridad. Lo que significa que no solo se tiene que invertir en proyectos de seguridad, sino en un plan que implique fortalecimiento de la estructura educativa, más escuelas y de fácil acceso en todos los niveles educativos, para lograr una mayor cobertura.
Invertir además en proyectos de infraestructura, es decir, que el gasto público se oriente hacia la inversión productiva en capital físico, tecnológico, cultural y humano. Esto como parte del fortalecimiento del tejido industrial y empresarial que se requiere para fomentar la generación de fuentes de empleo, acompañada de una agresiva política de fomento económico.
Esos son solo algunos de los temas que deberán tratar y dar respuesta ante sus electores los candidatos que recién iniciaron campaña.
Por otra parte, la sociedad deberá recordar que la participación política comprende una gama de acciones diversas: atención a la información política en los medios masivos, discusión política dentro del seno familiar o en el centro de trabajo, proselitismo espontáneo sin intención, voto en las elecciones, acción comunitaria, asistencia a actos políticos, relaciones con políticos y funcionarios públicos, aportación de fondos a causas políticas, militancia partidista, trabajo de partido, realización de tareas de campaña, entre otras.
Estas formas de acción política de los electores conducen, de algún modo, a orientar su voto.
La participación política está impulsada por el interés propio, el sentido del deber ciudadano, el impacto percibido del gobierno sobre la vida propia, el sentido de eficacia política de la acción personal, el conocimiento de las opciones políticas disponibles.
La gente vota, hace campaña, se manifiesta, hace huelga, marchas y mitines con la convicción de que el gobierno puede y debe solucionar algún problema individual o de grupo.
Es decir, su participación debe ir más allá de la coyuntura electoral convirtiéndose en una exigencia permanente de instrumentos y motivación para participar. Porque sólo abriendo las instituciones se puede generar una participación eficaz. Solo así se conseguirá que la ciudadanía confíe en la acción de gobierno y colabore también.
Los ciudadanos con su acción cotidiana y permanente deberán exigir que se revise y reforme el actuar de los poderes públicos y sus instituciones autónomas, con el fin de fortalecerlas y lograr que cumplan cabalmente sus funciones.
@Pepevegasicilia josevegabautista@nuestrarevista.com.mx
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