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En las garras del Dragón

En una urgencia de alianzas internacionales, López Obrador insiste en asociar al país con los perdedores…

Los que creen que la visita de Nancy Pelosi a Taiwán fue un atrevimiento político y una amenaza a la paz, seguramente no han entendido que la amenaza a la paz es el gobierno de Xi Jinping.

No comprendieron que seis de cada diez procesadores se producen provienen de Taiwán y que Estados Unidos puede renunciar a buenas relaciones con China, pero no a los chips.
Tampoco que el gigante del mundo libre no puede dejar que Xi Jinping le marque el paso y le diga cuándo pueden y a dónde pueden, y claro, no es EU sino China la que amenaza la paz mundial.

Con 25 millones de habitantes, la isla que por muchos años se conoció como China Nacionalista tiene una tecnología que China continental y sin duda EU, no pueden igualar.
China no solamente es una potencia económica, una potencia nuclear, una potencia que se expande económicamente, sino que mantiene una red de espionaje a todo el mundo mediante las redes. 

China es una dictadura feroz, una mezcla explosiva de libre comercio y comunismo maoísta, más peligrosa para la paz que el nacionalsocialismo y Hitler hace 83 años.

El gobierno totalitario Chino domina a su población mediante un espionaje cibernético constante que hace palidecer lo escrito por George Orwell en su novela 1984.

Actualmente el Dragón asiático tiene en marcha un proyecto de penetración económica, primero, política y cultural, en países de Asia, África y va hacia al corazón de Europa.

La llamada Nueva Ruta o Franja de la Seda no es un proyecto comercial para ampliar las exportaciones sino la creación de un bloque geopolítico liderado por gigante asiático que busca manejar el mundo.

La mañanera del jueves, cuando Andrés Manuel López Obrador dijo que México está preparándose, por un segundo este escribidor pensó que finalmente había entendido la urgencia de estos tiempos.

Pero cuando soltó un exabrupto tras de otro para hablar de una tregua de cinco años, de detener la guerra de Rusia y Ucrania y de pedir que “la ONU, se haga una revisión”, quedó claro que no entiende.

Un presidente enquistado en su proyecto de un monopolio energético al que funde y confunde con la soberanía pues no ha entendido la urgencia de actuar para prevenir los embates del Dragón Chino. 

Precisamente el affaire Pelosi fue una clara advertencia para México de que debe cerrar las alianza con Estados Unidos y Canadá, porque de otra manera tendríamos el enemigo al otro lado de la frontera.
Pero en el momento en que México podría aprovechar las inversiones que están saliendo de China, el presidente resulta estar muy ocupado presionando para que inversionistas se vayan.
Simple y sencillamente López no ve la relación de que lograr nuevas inversiones de manufacturas, está casado con acelerar las inversiones en energía limpia.
No ha entendido que frenar el proceso de México para cumplir con los protocolos contra el calentamiento global, es frenar o desalentar a grandes inversionistas.
En su discurso parece convencido que los modestos y complicados yacimientos de litio que renacionalizó son un imán que por si solo va a atraer a la industria automotriz.
También que los bajos salarios de México son atractivos, pero alguien debería explicarle por caridad que el TMEC está en contra del trabajo esclavo y de un gobierno que cambie las reglas.
Las grandes manufactureras, especialmente las automotrices, no van a invertir en un país que no protege el medio ambiente y que genera electricidad con carbón y combustóleo.
López habla de inestabilidad mundial, de derechos humanos, de desplazados, y dice que eso “no es para frivolidades (…)tampoco es para jugar el ajedrez de la política en las cupulas del poder mundial”
Hay mexicanos desplazados, miles de violaciones a los derechos humanos en México, y los que juegan ajedrez con México son los mercados de dinero y “las cupulas del poder mundial”.
También juegan ajedrez con México los carteles de la droga, los empresarios que lavan dinero, pero para López, China, es sólo un fallido proyecto neoliberal para construir una fábrica del mundo.
Y cuando las alianzas urgen, López quiere conectar a México con los perdedores del Foro de Sao Paolo.

Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx

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EFRAÍN KLERIGAN

Fotógrafo, reportero, articulista desde 1970. Ha sido reportero local y articulista en periódicos y revistas de Ciudad de México, Coahuila, Nuevo León, Chihuahua y Tamaulipas. Como corresponsal ha trabajado con El Norte-Grupo Reforma, y como Stringer de AP, UPI, Telemundo, La Prensa, El Nacional, entre otros.

@efranklerigan