La Organización de las Naciones Unidas instituyó el día 11 de febrero como el Día Mundial de la Mujer Médica. Usted se preguntará, ¿para qué y por qué? La ONU explica que en primera instancia se estableció ese día como homenaje a la doctora Elizabeth Blackwell por ser la primera mujer en el mundo en recibir el título de doctora en medicina en los Estados Unidos y ejercer su profesión de manera laudable para el beneficio de la humanidad.
Elizabeth Blackwell nació en Inglaterra en 1821 y fue la primera mujer inscrita en el Registro Médico del Consejo Médico General. A causa de padecer una pésima situación económica su familia emigró a los Estados Unidos; pronto el padre de Elizabeth falleció dejando una familia numerosa desprotegida por lo que las hermanas Blackwell decidieron inaugurar una escuela para mujeres que funcionó hasta 1942.
Muy pronto Elizabeth se unió a la causa abolicionista por lo que la familia Blackwell llegó a recibir en su propia casa a esclavos que escapaban hacia Canadá, además se coaligó a la Registro Médico del Consejo Médico General.
La vocación por la medicina surgió en Elizabeth cuando una amiga gravemente enferma le comentó que sería más fácil para ella ser tratada por mujeres médicas. Su batalla para ingresar a alguna escuela de medicina fue obstinada, fueron al menos 12 las escuelas en las que solicitó ingreso y fue rechazada, finalmente el Geneva Medical College, en el estado de Nueva York, después de someter a votación de todos los alumnos la posible admisión, fue aceptada por unanimidad.
Elizabeth no fue bien recibida ni en la escuela de medicina ni en el pueblo y hasta pretendieron excluirla de las prácticas médicas por considerarlas inadecuadas para una mujer, su capacidad intelectual y su tenacidad fueron capaces de vencer los estereotipos y prejuicios de los profesores y alumnos.
En 1849, ante la admiración de maestros y alumnos, se convirtió en la primera mujer del mundo graduada en medicina. Buscó lugar en Europa para continuar sus estudios médicos pero fue rechazada por ser mujer hasta que encontró lugar en La Maternité de París, pero no como médica sino como partera aunque su tenacidad la llevó a regresar a Nueva York y de nuevo enfrentó graves obstáculos para desarrollar su carrera, por ello se dedicó a la práctica privada y fundó la New York Infirmary for Indigent Women and Children, atendida por personal exclusivamente femenino, nombró a la doctora Rachel Cole, primera mujer afroamericana que se graduó de medicina en Estados Unidos, como su compañera en la dirección del establecimiento.
La doctora Blackwell sufrió un accidente de caída por escaleras quedando seriamente afectada; murió en 1910 en Escocia, su ejemplo fue seguido por miles de mujeres médicas que han hecho historia y que de muchas maneras ayer fueron recordadas.
En México tenemos a la doctora Matilde Petra Montoya Lafragua (1859-1938), Elena Knapp y María Saldívar, Catalina Olivo Villarreal, María de los Ángeles Moyeda Torres y a miles de médicas cuyas biografías permanecen ocultas pero que se irán mostrando al cabo del tiempo.
La perseverancia parece ser una constante entre las pioneras que han sentado las bases del mundo en el que hoy vivimos. Son ejemplo las mujeres que incursionaron en la ciencia médica y abrieron las puertas de sus escuelas a sus congéneres. El aporte y trascendencia de la mujer en la medicina occidental durante los últimos tiempos, en un recorrido por el ámbito mundial, nacional y local es muestra de que ellas han sido visionarias.
Mujeres médicas, reciban un merecido reconocimiento por sus aportaciones a la salud de la población, más ahora en tiempos de pandemia. Gracias.
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