La niña no estaba ‘chiflada’, había perdido un oído

+ La importancia de detectar a tiempo problemas auditivos en los menores de edad

Hace algún tiempo, atendiendo mi consulta diaria en Monterrey, tuve la oportunidad de escuchar a una madre de familia que se quejaba amargamente y molesta de que el colegio al que acudía su hija (en educación básica) le había solicitado un estudio audiológico completo.

Ella consideraba esto una pérdida de tiempo, y que la razón era “la chiflazón” de su hija, era la causa de su bajo aprovechamiento escolar. Al término de la valoración y mi diagnóstico, le pude hacer más claro el panorama que ella afrontaba y las opciones a mejorar la condición de su hija.

Después de poco más de una hora, le confirmé la pérdida total de un oído (anácusia) y la baja auditiva (hipoacusia) de grado severo del otro.

Como ustedes comprenderán, el recibir esa información de tu hijo de 7 años es un impacto emocional muy fuerte , y más asumiendo que su hija sólo estaba “chiflada y caprichosa”. En diagnósticos así, en niños con enfermedades en sus primeros años, dejan un lento desarrollo cognitivo y acompañado de su pobre desarrollo de lenguaje.

Las soluciones son un tema a tratar individualmente, pero este caso nos muestra la gran necesidad de siempre, cuando nuestros hijos padecen enfermedades pediátricas, preguntar al especialista las secuelas a considerar y los efectos colaterales de algunos medicamentos.

Como padres, podremos en la convivencia diaria tenerlo muy presente y actuar de la forma más rápida. 

En pérdidas auditivas en pacientes pediátricos, es importante considerar los siguientes síntomas:

1- Si reacciona poco a estímulos auditivos.

2- Aprovechamiento escolar pobre.

3- Hiperactividad.

4- Repetirle constantemente.

5- Si su volumen de voz es alto.

6- Suben el volumen de sus aparatos eléctricos (tv, radio, teléfono, computadora, etc).

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