Nervioso, desencajado, López Obrador vislumbra que su plan de sucesión será otro de sus muchos fracasos si el Frente logra parir.
28/06/2023
Desde el 1 de julio de 2018 Andrés Manuel López Obrador usa el poder presidencial para traspasar el sexenio; dividir a la oposición y cohesionar a Morena como zombis; es su ruta pero ya vislumbra su fracaso.
“Es que la suerte estaba echada, las cosas salen al revés”, dice “Farolero” de Fredy Noriega. Y pese a que no ha sido presidente sino jefe de campaña, se da cuenta que él, el activo principal de Morena, hace agua y sus corcholatas andan por el suelo.
Y ahora Morena se fractura y su plan para candidatear a Andy se hunde, mientras tres partidos de oposición se cohesionan forzados con ciudadanos y podrían tener un candidato que sea más grande que el PRI, PAN y PRD… en orden de corrupción.
Su mayor temor es que la oposición elija una candidata calzonuda e inteligente, lo que le impediría darle la patada en el trasero a Claudia Sheinbaum y hacer la pataleta para sacar a su hijo Andy López Beltrán como candidato.
De hecho, la jauría cibernética del régimen ya comenzó a candidatear a la señora de los contactos chavistas, a la que no se ligó a Lulla da Silva porque éste no quiso, pero hasta en público… La repetición de la intentona de Fox con Martita.
Nunca esperó oposición que se uniera con la sociedad civil, aunque con un método cojo de selección, que organizará prerregistros, debates y elecciones primarias sin ser infiltrados por él y su equipo de espías cibernéticos.
“Conociéndolos, en unos días más hasta les puedo decir por adelantado quién va a ser el candidato de ellos… En dos o tres días les digo”, afirmó en su mañanera, López, con el ceño fruncido y visiblemente preocupado.
Le preocupa especialmente Xóchitl Gálvez, porque las mujeres le dan miedo y las candidatas serían apoyadas por feministas (su Claudia no) el grupo que puso en evidencia al macho que sólo puede tratar mujeres desde una posición de poder.
Xóchitl, quien ya ha llamado la atención fuera de México y ha sido señalada por analistas como Andrés Oppenheimer, no puede ser calificada de fifí, porque viene de una familia pobre de una comunidad indígena muy pobre.
El candidato de la oposición va a surgir de partidos corrompidos, métodos imperfectos, competirá contra candidatos corruptos y con dinero para pagar cargadas y tiene que ser más grande que los desatinos del Frente Amplio Por México.
Y también en la oposición las cosas salen al revés y los pocos limpios y con buena trayectoria van a tener que dejar en el camino a los corruptos y no llorar como Lilly Téllez o los integrantes del “mini-ine”, que a la primera ruda se zafaron.
Si hay aspirantes opositores con una trayectoria limpia y capacidad sobrada, hay otros como Santiago Creel, Silvano Aureoles, Miguel Mancera y Francisco García Cabeza de Vaca que han sido vinculados a prácticas corruptas.
Pero aun así el macuspano no conoce a su oposición, se la ha inventado, es su leyenda urbana, su dragón; tanto ha tratado que quede en el imaginario popular como sólo un bloque, “los conservadores”, que se lo creyó.
“Los conservadores”, más progresistas que él, somos: Empresarios, trabajadores, profesionistas, agricultores, jubilados, amas de casa, estudiantes, medios de prensa nacionales y extranjeros, gobiernos de la OCDE.
“Como conservadores”, López incluye políticos y escritores marxistas de toda la vida, reporteros que siempre han mantenido una línea crítica como Carmen Aristegui y los junta con centristas como Diego Fernández y neoliberales como Salinas o Zedillo.
Pero un presidente que desatiende las agendas ecológica, feminista, de madres trabajadoras, de padres de niños con cáncer, de agricultores, de estudiantes que buscan becas, y alguien que combate la diversidad política, NO puede llamarse de izquierda.
Así que la izquierda de López es el neofascismo de las dictaduras castrochavistas, y por tanto está en contra de una república democrática y federalista con separación de poderes y competencias, e irrestricto respeto a la ley.
Todo indica que López Obrador cree que existe un programa político y social llamado Cuarta Transformación, pero no hay documentos que definan política social, política interior, seguridad, plataforma fiscal, comercial, política exterior, etcétera,
Su Cuatroté es una comedia de simulaciones, engaños, decisiones de botepronto, elefantes blanco, cambios de ruta, ayudas a dictadores, todo calificado por declaraciones diarias donde lo único que no cambia son los enemigos.
Engaños como decir que el AIFA es el mejor aeropuerto del mundo o enviar 200 millones de litros de gasolina a Dos Bocas para el 1 de julio hacer la finta de que ya refina, o decirse demócrata y negarle la réplica a todos los insultados.
Decirse feminista y esconderse tras una muralla cuando el movimiento se manifiesta o, decirse humanista y matar a enfermos, incluso niños con cáncer, recortando presupuestos de medicinas; decirse demócrata y atacar a los órganos de control.
Se dice luchador social porque nadie lo hostigó cuando hizo un plantón en Reforma en 2006, porque lideró sabotajes a pozos petróleos en los 90, sin que lo metieran a prisión y porque Fox presionó a que lo desaforaran por un desacato a la ley.
Nunca contará que luego del “voto por voto, casilla por casilla” en los recuentos distritales de 2006, muchas veces surgieron unos cuantos menos para él y unos cuantos más para Calderón, su némesis, el hombre en el que centra sus rencores.
La realidad es que Morena no cuenta con ninguna otra arma electoral que López Obrador, y sabe que las elecciones de 2024 serán entre quienes voten por mandarlo a La Chingada o más lejos, y quienes quieran coronarlo emperador.
«Hay una diferencia sencilla entre un dictador y un demócrata: si el demócrata no tiene oposición, su deber es crearla, mientras que el sueño del dictador es eliminar toda oposición»; Oscar Arias, expresidente de Costa Rica y Premio Nobel de la Paz 1987.
Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx.
EFRAÍN KLERIGAN
Fotógrafo, reportero, articulista desde 1970. Ha sido reportero local y articulista en periódicos y revistas de Ciudad de México, Coahuila, Nuevo León, Chihuahua y Tamaulipas. Como corresponsal ha trabajado con El Norte-Grupo Reforma, y como Stringer de AP, UPI, Telemundo, La Prensa, El Nacional, entre otros.