El Ing. Andrés Noriega Leal, en el ignoto universo donde se encuentre, debe estar satisfecho del cuadrante urbano que trazó y quedó como lo que es hoy la Ciudad de Linares.
Sin calles amplias como las de las ciudades norteamericanas, con su calle mayor, pero tampoco con sus laberintos urbanos como algunas ciudades del Altiplano, entre ellas Guanajuato.
Linares tiene calles transitables y nunca se pensó que algún día tuviera por centenas o millares autos que las congestionaran.
La Ciudad de Linares que hoy conocemos fue reeditada a fines del Siglo XIX y en la alborada del XX, siguiendo el patrón urbano que los Padres Fundadores dejaron para ella desde el año de 1777, en que ya delineaban su perfil urbano.
Así quedó y fue mejorada por el ingenio urbanista del Ing. Andrés Noriega Leal, pero lamentable no se tuvo la visión apocalíptica de la multiplicación de los coches, que hoy la resta presencia urbana a la muy señorial ciudad.
El viento se llevó los despojos de algunos viejos árboles en la cuadratura urbana de la ciudad, pero es y sigue siendo un misterio de la naturaleza que al cuadro urbano, nada le han hecho ni los ciclones ni los huracanes, ni los incendios, y ahí sigue…
Como la Puerta de Alcalá, sin que el viento las moleste o se las lleve.