Esta semana se conmemoraron los 75 años de la liberación de los prisioneros del campo polaco –antes Alemania– Auschwitz por parte del Ejército soviético. Sucesos de odio inexplicable sufridos por niños, mujeres y hombres.
En este aniversario, el Presidente de Polonia aseguró que ahí Alemania perfeccionó sus métodos criminales: las cámaras de gas, crematorios y ejecuciones.
Más de 200 sobrevivientes de esa masacre acudieron a rememorar las condiciones milagrosas de su sobrevivencia, cuyo martirio se extendió de 1940 a 1945, etapa en la que millones de judíos fueron exterminados y las milicias soviéticas los liberaron.
A la ceremonia acudieron representantes de más de 50 países, cuyo propósito fue un homenaje a las víctimas y mantener viva la memoria colectiva de duelo y del horror vivido.
Allí estuvo el Presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier; el Presidente israelí, Reuven Rivlin, y el Presidente ruso, Vadimir Putin.
Steinmeier, el máximo representante del país de los autores del crimen, donde la generación de sus padres y abuelos asesinó planificadamente a seis millones de judíos hasta 1945, describió con humildad la “nueva confianza” en Alemania mostrada por Israel y por todo el mundo como lo que es: un “milagro de reconciliación”, aunque combina la culpa imperecedera de Auschwitz con la creciente vergüenza de estos días: el antisemitismo que vuelve a salir a luz en Alemania.
Los sobrevivientes –hombres y mujeres de edad avanzada– algunos en sillas de ruedas, portaban pañuelos de rayas azules y blancas, símbolos del campo Auschwitz.
Una anciana de 94 años tomó el micrófono y con voz temblorosa dijo: “No sé si esto es realidad o es un sueño”.
Ella estuvo 20 meses prisionera en ese campo, ahora vive en Israel y comentó que allá los niños y jóvenes la consideran como pionera al poder transmitir sus vivencias en el Holocausto, el miedo a las mujeres vigilantes y al “Ángel de la Muerte”, el doctor Mengele, que en Auschwitz se convirtió en un genocida. Con ternura relató la amistad que surgía entre los prisioneros y se retiró entre aplausos.
Otra anciana de 84 años, oriunda de Hamburgo, convocó a los presentes a la lucha por la vigencia de los derechos humanos y la democracia.
Igualmente, hablaron ancianos varones, entre ellos un periodista de Varsovia aún activo, quien convocó a defender el valor de la dignidad humana.
Todos coinciden en su experiencia de haber vivido en el infierno que fueron los campos de exterminio, algo que siempre está en su memoria como algo obscuro.
Ronald Lauder, presidente del Congreso Judío Mundial, también manifestó que el antisemitismo no ha muerto, está reviviendo, se extiende por el mundo sin que se vean esfuerzos para su contención.
El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, se pronunció por una contundente condena al resurgimiento del antisemitismo con el ataque a una sinagoga en los Estados Unidos y la profanación de cementerios judíos en Europa, hechos que muestran el incremento de grupos neonazis que pretenden reescribir la historia propagando velozmente el fanatismo por internet.
El desvanecimiento de las vivencias de la Segunda Guerra Mundial y la disminución de los sobrevivientes del Holocausto dan lugar a que el antisemitismo reviva, lo que nos induce a estar alertas, porque el odio dirigido hacia los judíos no termina en ellos, hoy la intolerancia se presenta como hecho normal en la política contra los migrantes, los refugiados y los musulmanes.
Las prácticas del odio y el racismo son inexplicables, un humanismo por la defensa de los valores universales y a la construcción de la igualdad para todos debe imperar, debe ser tarea de integridad humana.
POSDATA
Ofrezco mi solidaridad irrestricta al doctor Sergio Aguayo. Exigimos justicia y sanación a los corruptos saqueadores.