Lo conocí cuando un servidor tendría unos 14 años, aproximadamente. Hombre de carácter, pero noble, muy noble.
Tuve la oportunidad de platicar con él varias, muchas veces, le encantaba recordar sus inicios, su vida juvenil, pero como nos veía -a mí y a mi compadre- como unos “chicuelos”, le interesaba sobre manera platicar de su vida laboral, cómo fue, cómo se forjó y cuáles fueron sus frutos (creo que lo hacía para educarnos mejor).
Don Enrique Talamás Talamás, hijo de doña Margarita Talamás y don Emilio J. Talamás, empresario fundador de Textiles Talamás, una empresa fabricante de hilados y mezclilla que operó gran parte del siglo pasado en la calle de Murguía, en Saltillo, esa calle en la que pasé gratos momentos en una casa de Textiles, la cual habitaron por un tiempo Enrique y su hermano Emilio.
Don Enrique, ingeniero textil de profesión, me contó varias veces lo difícil que fue trabajar la empresa, los tiempos no eran los mejores para la industria textil, pero junto con su papá y su hermano, Alfonso, salieron adelante.
Era extraordinario oírlo recordar cada una de sus anécdotas, como era maravillo oír los consejos que le hacía a su hijo Enrique: “Estudia, no lo dejes Enrique”, con su característico tono de voz.
Gracias a esas visitas a la casa de “los Enrique´s” en la calle Cuauhtémoc, enfrente de la Alameda, fue que nació mi gusto por la comida árabe; lo mejor era cuando mi compadre se quedaba solo y teníamos toda la casa para nosotros, donde unos huercos de 15 años se la pasaban comiendo, jugando basquetbol y pensando en qué irnos a las fiestas de aquella época.
Hablar de don Enrique Talamás Talamás es hablar de un hombre respetable, que trabajó mucho en su vida, pero que además tuvo oportunidad de disfrutar paseos, viajes y a sus nietos.
Entre sus historias, que eran muchas, está lo que su Sr. Padre hizo por Saltillo, ya que colaboró con recursos para construir los edificios de varias de las facultades de la Unidad Saltillo de la Universidad Autónoma de Coahuila, entonces Universidad de Coahuila, durante la gestión de don Braulio Fernández Aguirre (QEPD) como Gobernador de Coahuila, de 1963 a 1969.
Uno de esos edificios hoy en día lleva el nombre de “Emilio J. Talamás”, y casi ese mismo nombre (quitémosle la J, de Jacobo) lo lleva el hijo mayor de mi compadre, mi ahijado Emilio Talamás Ortiz, quien ya conoce la historia de su bisabuelo, ¡Qué orgullo ahijado!.
Al principio mencioné que a don Enrique “le interesaba sobre manera, platicar de su vida laboral, cómo fue, cómo se forjó y cuáles fueron sus frutos”… sus mejores frutos los dejó en la tierra, con tres hijos, varios nietos que llevan su apellido y que sus padres se encargarán de recordar su legado de hombre trabajador y noble.
Las tristezas por la perdida de un ser también unen a las personas, le dije hace días a mi compadre.
Don Enrique se fue, pero sus palabras y esa terquedad que lo distinguía dejan eco, porque formó a buenos hombres, que si bien le sacaron alguno que otro coraje, al final hoy en día son hombres de bien, y así lo vio y lo sintió hasta sus últimos minutos.
Las personas se van, su recuerdo queda para siempre.
Hasta luego don Enrique, hoy ya está con la mamá de sus hijos, doña Elena Handal Marcos, señora que no tuve el gusto en conocer pero que sé que amó de una manera notable a sus dos muchachos: Emilio y Enrique.
Descanse en paz don Enrique Talamás Talamás.
PUNTO Y APARTE
Al entregar la ampliación del Bulevar Los Valdez, en Saltillo, el gobernador Miguel Ángel Riquelme Solís, en su mensaje destacó -para mi gusto- algo importante: “Somos la cuarta entidad más segura del País y Saltillo es de los municipios que hoy en día tienen la mejor percepción en materia de seguridad, al igual que Monclova, Piedras Negras y Torreón”.
“Tenemos buenos indicadores, sobre todo en desarrollo económico, ya que sigue la llegada de nuevas empresas, y antes de que concluya el año se concretarán proyectos que generarán alrededor de 4 ó 5 mil empleos”.
Junto al alcalde Manolo Jiménez Salinas, destacó que pueden presentarse diferencias de opinión, pero la coordinación, el trabajo conjunto y en equipo, siempre llevan la finalidad de concretar más acciones para el Estado.
“Podremos tener muchas diferencias, pero patadas al pesebre no. Coahuila es Coahuila, y seguimos apostándole a que las inversiones vengan, ya que siguen confiando en nosotros”, enfatizó.
Aire puro para la región y el estado en estos tiempos de incertidumbre.
Buen fin de semana ¡Ánimo!