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¿Primero los pobres (1)?

AMLO ha hecho de “primero los pobres” su mantra, porque se siente un iluminado de la novena tierra. AMLO opta por los pobres -lo cual es históricamente justificable, urgente y necesario-, pero no lo hace desde una visión de Estado, sino desde una postura moral e ideológica.

Esto lo hace enfrentarse de manera feroz e irreductible contra el alto empresario, sobre todo. Pero también con el mediano y pequeño empresario: en su lenguaje, con los ricos y fifís.

AMLO asume la rabia e impotencia del pobre albañil, campesino o indígena contra ese alto empresario refugiado en las cúpulas del Consejo Coordinador Empresarial y del Consejo Mexicano de Negocios que en complicidad con la élite prianista se repartió el País desde 1986 a 2018 con una rapacidad e impunidad desmesuradas.

En efecto, ellos son los responsables de haber marginado a esos pobres mexicanos de una esperanza de vida justa, digna y humana.

Sin embargo, más allá de esa empatía moral e ideológica, la pregunta es pragmática: ¿Puede AMLO transformar un país -como lo pretende- sólo con los pobres? ¿Puede remontar la pandemia del Covid-19 negándole todo apoyo sustantivo al alto empresariado y las PYMES? ¿Superará sólo con ellos la inminente recesión económica?

Más allá del juego de espejos con ese alto empresariado, en el que sucumbieron Alfonso Romo y Carlos Salazar, AMLO no ha despertado en sus integrantes confianza alguna para invertir.

Tampoco ha atraído al inversionista extranjero. Todo esto ocurre, con indicadores económicos a la baja, agravados por su decisión de cancelar el NAIM, rescatar PEMEX, construir la refinería Dos Bocas; implementar el Tren Maya e interrumpir la construcción de la planta Constellation Brands.

Quizá AMLO olvidó que 6 de cada 10 pesos del PIB Nacional provienen del alto empresariado y las PYMES. Ellos integran 4.2 millones de unidades económicas y generan 78% de empleos en el País.

¿Acaso imagina AMLO que la fuerza económica del alto, mediano y pequeño empresariado del País es irrelevante para transformar el País, remontar el Covid-19 y superar la recesión posterior a la epidemia?

¿Podrá sólo con su mantra “primero los pobres” remontar esos 3 retos?

Los indicios desde el pasado jueves mostraban una realidad: AMLO no daría su brazo a torcer. Su mantra sería el único antídoto para transformar el País, superar la pandemia y trascender la recesión económica por venir.

Él dijo: “No habrá condonación a empresas por COVID-19. Sólo se darán apoyos sociales a los ciudadanos vulnerables, pero no a las empresas”. 

E ignoró las racionales y mesuradas propuestas de reactivación económica del Consejo Coordinador Empresarial y Canacintra. 

Y soslayó también dos invitaciones al pragmatismo económico: los Pre-Criterios 2021 de su Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, y la carta de Porfirio Muñoz Ledo.

La irracionalidad de AMLO se elevó cuando declaró que “la pandemia del coronavirus nos vino como anillo al dedo para afianzar el propósito de la 4ªT”.

¿Cómo entender esas palabras bajo un entorno de crisis económica global; una caída económica entre el -5% y el -8%; una esperada quiebra de cientos de miles de PYMES; un PEMEX en bancarrota; un fondo de estabilidad para emergencias debilitado; unas remesas de migrantes a la baja; un sistema sanitario insuficiente para responder a la pandemia y un sub registro mexicano de contagios de coronavirus anómalo en el mundo?

Su irracionalidad alcanzó el nivel celestial de su propio mantra para iluminar el significado del “anillo al dedo”: Él politizará las crisis de salud y económica para refundar el País con su pueblo “bueno y sabio”. Muera quien muera. 

Caiga quien caiga. Desde las ruinas de México si es preciso.

Su “Informe” de ayer domingo dejó clara su intención.

Al final de la jornada, AMLO pretende decir: “Haiga sido como haiga sido… primero los pobres”.  Quede quien quede.

@Canekvin

Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx.

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