En el marco del Primer Informe de Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, en lo particular hay una duda que tengo: ¿Será congruente el Presidente de México en su política de relaciones exteriores?
Estoy muy de acuerdo con la postura del Gobierno de México de los primero días de noviembre sobre el tema. Me gusta que, como líder de la región, se asuma con mayor activismo en temas internacionales, que solicite reunión con la OEA y denuncie el golpe de Estado en Bolivia, a pesar de que, como todos lo sabemos, Evo Morales se convirtió en dictador.
Nada más que Andrés Manuel y su Gobierno, a partir de este posicionamiento, deberá ser congruente.
Fue muy claro el “No al silencio” que dijo, o sea ¿ya no aplicará el principio de no intervención y autodeterminación de los pueblos cuando le pregunten sobre Venezuela, Cuba o Chile?
Y en ese sentido ¿ya no argumentará que es dueño de su silencio cuando vengan otras amenazas y agresiones de Donald Trump?
Si en esos casos vuelve a la postura anterior, estará alimentando el señalamiento de muchos: Tenemos un Presidente cobarde, y esto no nos conviene a nadie.
No sé por qué, pero hoy recuerdo algo que dijo David Huerta: “Los medios de comunicación no tienen el menor interés en la inteligencia: están concentrados en el rating. He oído decir que no hay nada más viejo que el periódico de ayer y yo suelo complementar esta afirmación con otra: no hay noticias más frescas que las que nos dan los buenos poemas”.
Nota: Esta columna tiene su origen en post en redes sociales del autor, con su autorización.