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Sin tregua

Trump cree en los juegos de suma cero, lo que uno pierde el otro lo gana y él no quiere perder.

Apenas hace una semana se festejaba la tregua que nos había concedido graciosamente Donald Trump, cuando ya nos enfrentamos a la imposición de aranceles en los rubros de aluminio y acero. No abordaremos las consecuencias económicas de esta decisión las cuales seguramente serán explicadas por expertos en el tema, subrayando que aún no entra en vigor la imposición de estos aranceles, lo que intentaremos es analizar el significado del comportamiento del presidente norteamericano quien no esperó mucho para romper la tan celebrada pausa.

Creo que, para citar a los clásicos, el gesto de Trump fue una respuesta al festejo de la tregua arancelaria, un “no se hagan bolas”, un ¿quién manda aquí?

Porque no, el tema de Trump no es en principio la economía, sino el poder, el poder mundial y hegemónico que desea restablecer para su país, un poder que si bien puede no ser global y unipolar, sí desea que por lo menos sea hegemónico en occidente aunque si lo puede ampliar mejor, de ahí la desenfrenada actividad mostrada durante los primeros días de su gobierno. 

Tanto Canadá como México, sus gobiernos, deberán acostumbrarse a vivir en la cuerda floja y transitar por ella, Trump quiere que entiendan ambos que están tan cerca y sus economías tan imbricadas, que deben plegarse a sus deseos y estar prestos para atender sus peticiones…. o sufrir las consecuencias.

Es una técnica de negociación porque Trump cree en los juegos de suma cero, lo que uno pierde el otro lo gana y él no quiere perder. MAGA, Make America Great Again, es su credo y será la brújula en el ejercicio del poder.

Por otra parte, intentará afianzarse hacia el interior de EUA, ya comenzó a bromear con la posibilidad de un tercer mandato modificando para ello las leyes de ese país, recordemos que casi al inicio de su periodo presidencial por ahí se filtró una nota al respecto, que pasó casi desapercibida en la vorágine de esos primeros días.

Pero por otra parte, a pregunta expresa durante una entrevista, aseguró que no ve a J. D. Vance como su sucesor, sino que, dijo, hay otros más en el movimiento que pudieran pelear el puesto, pero subrayó que era demasiado pronto para pensar en su sucesión. Es cierto que también puede darse a esta respuesta la interpretación de que está cuidando al vicepresidente, pero con Trump nunca se sabe.

El caso es que el presidente de los Estados Unidos, detentador de un gran poder tanto en lo económico como en lo bélico y en lo político, está decidido a reescribir la historia, a restablecer la hegemonía de su país y a ser el gran juez en el mundo entero. La imagen del cowboy que llega para salvar al pueblo.

En el proceso, seguramente algunos de sus asesores y cercanos aprovecharán para llevar agua a sus molinos y obtener ganancias de diferente tipo, ya sea poder o riqueza, pero de que nos harán sufrir al resto de los mortales, de eso no cabe duda.

Si realmente pensaban que el acuerdo de la semana pasada había sido un cambio en la política porque la presidenta Sheinbaum había convencido a Trump, quizá deberían entender, como el personaje de Martín Santomé que cité la semana pasada, que solo fue eso, una tregua y así, seguiremos, pendientes de un hilo o haciendo un ejercicio de funambulismo durante los próximos 4, o más, años.

jpalacios@mobilnews.mx


JUAN PALACIOS es educador de profesión, periodista por vocación. Editorialista en La Moneda, ABC, El Porvenir y Radio Alegría.  

Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx

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Juan Palacios

JUAN PALACIOS es educador de profesión, periodista por vocación. Editorialista en La Moneda, ABC, El Porvenir y Radio Alegría, en Monterrey.