La imagen de Debanhi sola en medio de la nada nos ha puesto ante un espejo que quizá no queríamos mirar.
Un viejo refrán asegura que “una imagen dice más que mil palabras” y quizá eso es lo que está sucediendo en el caso de Debanhi Escobar. La fotografía que la muestra sola en medio de la nada a la espera de un futuro que ya no llegará ha impactado a todo mundo. Magistralmente Sergio Elías Gutiérrez en su artículo para El Norte la definió con una sola palabra: desolación.
Días antes, una joven de nombre Fernanda había muerto víctima de un hombre al que le pareció que la vida de ella no valía tanto como sus propias preocupaciones, en tanto que un padre solitario buscaba a su hija, de nombre Yolanda, sin que nadie le hiciera caso.
Pero el caso de Debanhi detonó en medio de una realidad que nos muestra cada día cómo muchas mujeres son violentadas y, en ocasiones muertas. Se convirtió en estandarte de las mujeres desaparecidas, asesinadas, al menos lo será durante estos días.
Creo que fue precisamente su imagen llena de tristeza parada en medio de una carretera oscura lo que impactó en nuestra psique.
De alguna forma, la fotografía de esta joven nos puso frente al espejo en una sociedad en la cual muchos se sienten desolados, arrastrados por una vorágine que no deja ver el futuro. Un futuro… cualquier futuro. Nos puso frente a un espejo que quizá no queríamos mirar.
Porque a ciencia cierta, ¿qué hace especial este caso en un país en el que cada día desaparecen o mueren en promedio 10 mujeres? Creo que precisamente esa imagen que ha dado la vuelta al mundo.
En ella se refleja la desesperanza no solo de las mujeres, sino, como también lo dice Sergio Elías, la de todos aquellos que se encuentran envueltos en la desolación que refleja la fotografía.
No quiero decir con esto que el caso no debería estar recibiendo la atención que recibe, sino que solo me pregunto por qué otros casos, igualmente importantes, no tienen esa repercusión ante la opinión pública. De hecho, todos los casos deberían recibir esa atención, por lo menos por parte de las autoridades.
Resulta claro que estamos ante un fenómeno real pero también mediático que va más allá de la joven Debanhi que pagó el más alto precio que ser humano puede pagar al estar en medio de esa nada. Un precio que nadie debería pagar.
El punto es, ¿existe salida? ¿podemos dejar atrás esa desolación?
Son preguntas que valen para la sociedad toda, y especialmente para quienes instrumentan políticas públicas que se supone tratan de mejorar el nivel de vida de todos nosotros.
La tristeza de saber que ese será el último que tendrán los padres de Debanhi quizá se está reflejando en el pensamiento de muchos que ven en la fotografía también su última imagen, su propia última imagen… una imagen carente de futuro.
Dice Serrat que “nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”, por esta vez no suscribiré la frase. Es triste la verdad que estamos viviendo como sociedad y espero que tenga remedio. En el caso de Debanhi, por su parte, para ella ya no tiene remedio pero sigue siendo triste esa verdad.
Este texto es responsabilidad única, total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx
Juan Palacios
JUAN PALACIOS es educador de profesión, periodista por vocación. Editorialista en La Moneda, ABC, El Porvenir y Radio Alegría, en Monterrey.