El diagnóstico que hizo López Obrador el 30 de abril en la Mañanera a la luz de la contingencia sanitaria nos pone a pensar que el vaso está medio vacío, y que va a seguir vaciándose.
«Yo tengo otros datos», Andrés Manuel López Obrador, innumerables ocasiones.
En la mañanera del pasado jueves 30 de abril nuestro líder tuvo a bien mostrar tres gráficas que nos dan una luz sobre los «otros datos» que maneja.
Primero, muestra una gráfica con el porcentaje de disponibilidad de camas de hospitalización general por estados ante la crisis sanitaria que estamos padeciendo. Se aprecia que CDMX, BC y Edomex son los que tenían, al 28 de abril, el mayor porcentaje de utilización con 60, 44 y 41 por ciento, y el número nacional en 23 por ciento.
La semana pasada, previo a la conferencia, en varios medios de comunicación se había señalado que hospitales de CDMX ya estaban saturados, lanzando la voz de alarma de lo que podría pasar en los siguientes días.
Ante esto, nuestro líder responde con esta gráfica señalando «no tenemos problemas de camas de hospitalización, hay posiblemente un tiempo para ubicar a qué hospital dirigir o atender a un enfermo, pero les voy a mostrar, de cómo estamos en camas de hospitalización. Esto es de terapia intensiva, que esto es lo más preocupante, así estamos; y aquí está el general nacional, 23 por ciento de ocupación de lo que disponemos».
López Obrador resalta el promedio nacional para defenderse de los «ataques de los conservadores» de que ya hay señales de alerta por saturación de algunos hospitales en CDMX.
Si nuestro líder toma sus decisiones para enfrentar la pandemia en base al promedio nacional y no pone atención a las luces amarillas o rojas que se están prendiendo en los estados, para cuando quiera reaccionar puede ser demasiado tarde.
Ante este argumento, me comencé a preocupar de lo que nos espera los siguientes días, pero me duraron muy poco esos malos pensamientos cuando López Obrador remató diciendo «no (es el mayor desafío de mi Gobierno el tema coronavirus), yo estoy preparado para enfrentar desafíos, llevo años enfrentando adversidades, he enfrentado a la peor de las epidemias: a la corrupción de México, mejor dicho, la corrupción política. Enfrenté esta peste y la voy a desterrar de México, imagínense si no voy a enfrentar, con el pueblo que tenemos, no hay nada imposible».
Minutos más tarde, defendió la caída del Producto Interno Bruto (PIB) del primer trimestre de este año.
Horas antes, el INEGI dio a conocer la estimación oportuna del PIB con cifras desestacionalizadas (comparables), como es costumbre difundió dos datos: uno con respecto al trimestre previo, una caída del 1.6 por ciento, y otra con respecto al mismo trimestre del 2019, un retroceso 2.4 por ciento. Más allá de discusiones de cuál es la mejor medida en lo personal prefiero el comparativo anual considerando que cada trimestre es una evaluación parcial de cómo vamos en la meta anual; es decir, para mí el dato relevante es una caída del 2.4 por ciento, mal inicio considerando que hasta la segunda quincena nos pegó de frente el Covid-19.
Sin entrar al detalle, López Obrador utilizó el 1.6 por ciento y defendió esta caída, que a todas luces es una señal de alerta, festejando que fue menor a la pronosticada por los especialistas.
«Como estábamos en espera de la noticia sobre la caída de la economía en México y, afortunadamente, fue menos de lo que pronosticaban nuestros adversarios, les traje una lámina, nada más es para llamar al debate, o sea, que no dejemos de debatir».
Y para variar se comparó con expresidentes: «miren, en la crisis de Zedillo el primer trimestre cómo se cayó (-5.7). Está bien el tema de análisis, de discusión, allá es Zedillo, acá es Calderón (-5.1%) y esto es lo de hoy de nosotros (-1.6), del Inegi».
Esto me dio mala espina y consulté los datos de 1995 y 2009, en ambos años el primer trimestre fue el peor de los cuatro. No es por ser ave de mal agüero, pero todo apunta a que en este 2020 el mejor trimestre será el primero, ojalá y me equivoque, pero lo veo muy difícil, sino es que imposible.
Al ver que el diagnóstico era minimizar la luz amarilla, que ya pintaba roja, me volvió la preocupación de lo que nos espera en nuestra economía cuando se acabe el confinamiento.
Y, por fortuna, otra vez nuestro líder me sacó de esos oscuros pensamientos: «lo nuestro es una garantía para la mayoría de la población, porque lo mucho o lo poco que se tiene se distribuye con justicia. Eso es lo que nos da la seguridad de que vamos a salir adelante. Y eso es lo que quiero transmitirle al pueblo de México y agradecerle por su confianza”.
Para cerrar la Mañanera, López Obrador me tranquilizó al hablar de la excelente recaudación de impuestos en los primeros cuatro meses del año, la cual reporta un alza del 5.2 por ciento en términos reales, que nos da suficientes recursos para enfrentar la pandemia considerando que ya no hay corrupción y el Gobierno va hacia la «pobreza franciscana».
«Esa diferencia que hay se va logrando, entre otras cosas, porque la gente nos está ayudando, está contribuyendo, sabe que sus impuestos están aplicando bien, que no se los están robando, hay confianza. Eso es lo que nos permite estar optimistas».
Pero la tranquilidad me duró poco. Más tarde, el presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra), Enoch Castellanos Férez, se quejaba de que se ha desatado un terrorismo fiscal por parte del SAT ante la caída de la recaudación en abril.
“Si estoy equivocado, me gustaría que me desmintieran con datos. No es cierto que tuvieron un aumento en la recaudación, que demuestren cuál ha sido el comportamiento del mes de abril de la recaudación del Impuesto al Valor Agregado (IVA), del Impuesto Sobre la Renta (ISR) y del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS)”, dijo.
Ante eso, busqué el video de la conferencia mañanera y vaya sorpresa: es cierto lo que dijo Castellanos Férez, en la gráfica que el Presidente mostró para presumir el alza en el cuatrimestre vienen también los datos mensuales de abril y se aprecia la caída. La recaudación de impuestos cayó en términos reales un 15 por ciento, 45 mil millones de pesos menos, y lo peor está por venir.
Ahora si me quedé preocupado. Si nuestro líder tuvo los datos frente a sus ojos y, en vez de prender las alertas por la caída en el último mes, se puso a festejar lo conseguido en cuatro meses, ¿qué nos puede esperar si está haciendo malos diagnósticos viendo sólo luces verdes?
Este manejo de datos por parte de López Obrador me trajo a la mente el famoso vaso medio lleno o medio vacío y que si eres pesimista lo ves medio vacío. Yo no soy pesimista, pero lo que sí veo es que antes el vaso estaba más lleno y va bajando de nivel, es decir, se va vaciando.
¡Hasta la próxima semana!
EDMUNDO CRESPO RUIZ es periodista y economista egresado de la Facultad de Economía de la UANL.
Este texto es responsabilidad única total y exclusiva de su autor, y es ajeno a la visión, convicción y opinión de PorsiAcasoMx.
Edmundo Crespo Ruiz
EDMUNDO CRESPO RUIZ es periodista y economista egresado de la Facultad de Economía de la UANL, con más de 30 años de experiencia en medios de comunicación.